El jinete de bronce de Paullina Simons

10 marzo 2012


Autor: Paullina Simons
Editorial: Debolsillo
ISBN: 9788499892610  
Género: Histórica
Serie: 1º Trilogía Paullina Simons
Páginas: 784
Precio: 10,95

En el Leningrado de 1941, la guerra parece lejana. Dos hermanas, Tatiana y Dasha Metanov, comparten un minúsculo apartamento con su familiay, pese a que los tiempos son difíciles, aún tiene fuerzas para soñar. Pero su tranquilidad estalla en pedazos el día en que Alemania invade la URSS. Ese mismo día, Tatiana conoce a Alexander, un misterioso oficial del ejército Rojo, de quien también se ha enamorado Dasha. Cuando el ejército alemán bloquea la ciudad en el duro invierno, los amantes se encontraran atrapados entre los vaivenes de la historia y deberán entablar una indómita lucha para salvar su amor y lograr la libertad.

A pesar de los elogios, de las buenas críticas que había leído y de las constantes recomendaciones, incluso de mis altas expectativas, no estaba preparada para lo que he encontrado en la primera entrega de esta grandiosa trilogía.

El jinete de bronce es una historia de amor imposible, crudo y letal como la guerra, pero también dulce, inocente y puro. A lo largo de más de 700 páginas, Paullina Simons consigue relatar un contexto, unas vivencias y unos sentimientos de una forma arrolladora, realista y conmovedora. No es una lectura fácil, no por la narrativa que es excelente, sino por el contenido de la misma y las sensaciones que logra despertar. Es como una montaña rusa, con bajadas y subidas, donde hay tiempo par el miedo, la angustia, la alegría o un mísero instante, muy deseado, de sosiego.

Alexander y Tatania... Tania y Shura... un soldado que ha vivivo demasiado en su corta vida y ella, apenas todavía una niña, quien ve el mundo con unos ojos que desconocen la dureza de la vida. O el significado de una guerra.
Es un 22 de junio de 1941 cuando sus vidas dan un revés; el día en el que se anuncia la inminente guerra entre la Unión Soviética y Alemania, el día en el que empieza el caos a su alrededor y también, el mismo día en el que Alexander y Tatania se conocen. Predestinados desde el primer minuto a estar juntos, se verán envueltos en una red de mentiras, secretos, silencios y anhelos...

Una lucha no declarada entre dos hermanas por un mismo hombre, una lucha donde el amor siempre gana, aunque no siempre sea de la forma adecuada.
 Alexander desvió la mirada. Ello lo imitó.
- Dasha es mi hermana. ¿Por qué no lo puedes entender? no le romperé el corazón a mi hermana.
- De acuerdo, ya me lo has dicho - manifestó Alexandr. Se apartó -. Habrá otros chicos, pero nunca otra hermana. - Sin decir nada más, se volvió y comenzó a caminar.
Ambos protagonistas son un ejemplo de lucha, coraje, valor y lealtad. No existe el egoismo en su amor, para ellos no es recibir, es dar, sólo dar. Tampoco es pensar primero en uno mismo, sino en el otro, en los otros.
- ¡No! - Tatiana intentó apartar las manos -. Por favor, no. Por favor. Sería una infamia. - Hizo una pausa -. Tenemos que pensar en las otras personas.
- ¿Qué me dices de nosotros? - Él le apretó las manos -. Tania - susurró -, ¿qué me dices de tú y yo?
Hay una evolución de los protagonistas, aunque sin duda la más evidente es la de Tatiana. La conocemos con las ilusiones, sueños y esperanzas propias de una niña y, poco a poco, se convierte en una mujer capaz de enfrentarse al mundo y a quien sea, dispuesta a  arriesgar todo por amor. Por el amor de una hermana... y por el amor de un hombre.

A pesar de ser consciente del significado de una guerra, a pesar de haber visto películas, me ha impresionado mucho el ser consciente que tal sufrimiento ha existido a lo largo de la historia, tanto o más como las palabras de la autora me han transmitido. Paullina Simons describe la guerra de forma sublime. Con una sensibilidad exquisita, nos hace partícipes de la ansiedad inicial de los rusos, donde el miedo a la falta de alimentos y al destino de los más jóvenes tan solo son los primeros síntomas. Progresivamente, la cruda realidad se abre frente y los estragos, devastadores, se convierten en una lucha a la supervivencia. El miedo, el hambre, el dolor de las pérdidas, el preguntarse quien será el siguiente en caer y finalmente, la resignación y la carencia de fuerzas para seguir adelante. Es desgarrador, pero realista.

Decir que he devorado esta historia es quedarme corta. He absorbido palabra tras palabra, cada mirada, cada gesto o pensamiento. Los inolvidables diálogos cargados de ternura y amor, otros reflejos del dolor y la frustración. He sufrido con los protagonistas, pero también he respirado de alivio antes de volver a caer en el desasosiego. Es una novela llena de emociones y, como tal, no deja indiferente. Aunque he tardado años en decidirme a leer esta novela, siempre en mi lista de lecturas pendientes, ha merecido la pena. Sin duda, recuperaré el libro en más de una ocasión para releer la historia de Alexander y Tatiana, se ha ganado un puesto entre mis favoritos.

Tan solo un consejo, si os decidís a leer "El jinete de Bronce", que espero que sí, tener a mano el segundo libro de la trilogía antes de acabar de leer la última página. Lo necesitaréis... la historia no acaba aquí.






El jinete de bronce es una intensa historia de amor y sacrificio en tiempos de guerra entre una joven de diecisiete años y un oficial del ejército rojo.
Llevaba mucho tiempo pensando en leer la trilogía de Tatianna y Alexandr de Paullina Simons, pero siempre lo dejaba de lado. Sólo conocía el argumento de la primera novela y si no hubiese sido por las fabulosas reseñas que había leído del primer libro de la trilogía, no me habría planteado leerla. La ubicación y el momento histórico me echaban atrás, de ahí mi reticencia. Con todo la curiosidad me inducía a preguntarme si no estaba perdiéndome una novela de las grandes. Por eso mismo surgió el desafío, era una manera de obligarme a leerme la trilogía, para bien o para mal.
De modo que empecé El jinete de bronce con un poco de desconfianza, y tal vez por eso empecé con mal pie. La historia no me inspiraba mucho, el primer contacto con los protagonistas no me entusiasmó, ni los miembros de la familia Metanova. El inicio de la novela se me hizo lento, después me encontré con demasiados avatares. Creo que si no hubiese sido por el desafío, habría tirado la toalla… después vino Lazarevo y me enamoré de la historia. Pero creo que debería ir por parte para explicarme mejor.
El libro consta de cuatro partes:
El crepúsculo luminoso es el inicio donde conocemos a Tatiana, su familia y Alexandr. Todo empieza en un día cualquiera en casa de los Metanov, hasta que el anuncio de la invasión de las tropas alemanas en territorio soviético lo cambia todo. En ese comienzo nos encontramos con una joven de diecisiete años un tanto irresponsable, soñadora, despistada. Algo normal dada su edad, pero esa edad tan temprana era lo que me hacía dudar si sería una protagonista de mi gusto. No le veía mucha sustancia al personaje. Después llegó Alexandr y tampoco me llamó mucho la atención. Y finalmente empezaron los problemas, el tira y afloja entre los dos protagonistas, la intromisión de terceros como Dasha, la hermana de Tatianna, y Dimitri, el amigo parásito de Alexandr. Podía entender las reticencias de Tatianna, su lealtad hacia su hermana, con todo se me hizo largo y repetitivo.
Después nos metemos en el invierno de Leningrado en la segunda parte: El feroz abrazo del invierno. Ahí llegó la desesperación para mí, demasiadas desgracias: Hambruna, enfermedad, despedidas, el frío atroz, el horror de los bombardeos… y una vez más los tira y afloja entre los protagonistas que luchan contra lo que sienten el uno por el otro en las peores circunstancias. Al menos en esta parte entendí a Alexandr y su deseo de mantenerse alejado sin conseguirlo. Una vez más, esta parte me pareció más de lo mismo, pero con todas las desgracias imaginables. Aquí es donde estuve a punto de renunciar a la novela, pero la curiosidad me picaba, necesitaba averiguar hasta donde llegaría el infortunio, de manera que seguí.
Y vino la tercera parte en Lazarevo… y ya no pude soltar la novela. En esta etapa de la historia nos encontramos en la fase más romántica, más apasionada de la pareja, cuando todo parece demasiado bello. Por eso mismo disfrutaba y temía a la vez seguir porque me esperaba un nuevo contratiempo cada vez que pasaba una página. 
Como era de imaginar llegó El abierto desafío, la ultima parte. A esas alturas, ya estaba tan metida en la historia que no podía dejar de leer. Hasta el final esperaba y esperaba el desenlace, a la vez que temía terminar con la novela porque tenía un presentimiento, pero me negaba a aceptarlo.
El jinete de bronce ha despertado en mí sentimientos encontrados, he pasado por el tedio, la desesperación, las lágrimas, las sonrisas y finalmente me he enamorado de la pareja. Si bien Tatiana es una joven un tanto inmadura al inicio, a lo largo de la novela es un personaje que madura y crece hasta convertirse en una mujer admirable, tierna y tozuda, llena de coraje y bondad. Alexandr me gustaba y me irritaba, todo a un mismo tiempo, pero en su caso el personaje sigue una misma línea, siempre el mismo, siempre luchando contra su destino. Es un hombre que arrastra un pasado que le impide mirar el futuro con optimismo. Colérico y apasionado, impasible e implacable, no deja indiferente.
La narrativa de la autora es magistral, en eso no hay ninguna crítica. Paullina Simons hace un retrato de la guerra espeluznante, crudo y cruel, sin paños calientes, sin caer en el morbo, pero sin camuflar con ningún romanticismo el amor en tiempos de guerra. Recalca con exactitud lo que hace la guerra en las personas, cuando viven al límite, sacando lo peor o lo mejor, la generosidad o el egoísmo. Por encima de los lazos familiares, del amor y de la amistad prevalece la necesidad de sobrevivir. Pero en medio de tanta barbarie, están Tatianna y Alexandr, como una luz al final de un túnel oscuro y frío.
La he acabado y ya estoy deseando averiguar más de la pareja, sobre todo después de quedarme con tres palmos de narices al averiguar como acaba. Sinceramente, no me lo esperaba. Pese a mis primeras impresiones, El jinete de bronce es recomendable, pero hay que tener claro que es una novela cruda, dura, con escenas que estremecen. Es imposible permanecer al margen como lectora porque despierta muchas emociones, y la que prevalece al final es la esperanza.