El grito de la tierra de Sarah Lark

28 diciembre 2012



El grito de la tierra
Autor:  Sarah Lark                Género: Narrativa
Editorial: B                           Precio: 21,50€
ISBN: 9788466652285       Serie: 3º Nube Blanca
Nueva Zelanda, 1907. La infancia de Gloria termina abruptamente cuando es enviada junto con su prima Lilian a un colegio en Gran Bretaña. Si bien Lilian encaja en las costumbres que impone el Viejo Mundo, Gloria quiere volver a toda costa a la tierra que la vio nacer, para lo cual ideará un atrevido plan. El profundo sentimiento que la empuja a regresar marcará su destino y convertirá finalmente a Gloria en una mujer más fuerte.




Tras el éxito de "El país de la nube blanca" y "La canción de los maoríes", la última entrega pone broche final a la trilogía de Sarah Lark, la saga familiar ambientada en Nueva Zelanda. 

Lejos queda el viaje lleno de esperanzas que llevó a Gwyn y a Helen a emigrar a un país exótico colmado de oportunidades y promesas. Éste supuso el inicio de varias generaciones de mujeres luchadoras y supervivientes, cada una a su manera, tal y como desprenden las tres historias repletas de decepciones, obstáculos pero también de dichas. 

En esta ocasión son Gloria y Lilian, bisnietas de las primeras protagonistas, quienes llevan el peso de la trama. Ambas son dos polos opuestos; mientras que Lilian es una joven entusiasta por vivir nuevas experiencias, Gloria es una muchacha insegura y muy apegada a Kiward Station. 
De este modo, la distancia de su tierra y de sus seres queridos cuando se encuentran en el internado de Gran Bretaña actua de forma distinta para las dos, principalmente para Gloria.  Más que ayudarla, su estancia en el colegio será el precipicio de una travesía infernal con el único objetivo en mente de regresar a casa.

Es un placer volver a reencontrarme con personajes conocidos, no obstante, cuando me disponía a leer la novela una de mis inquietudes era enfrentarme a la desaparición de los primeros personajes de la saga, algo inevitable con el paso de los años y las generaciones. Por eso, por incluir la Primera Guerra Mundial y por las vivencias de Gloria, puedo decir que "El grito de la tierra" es la entrega más dura y difícil de leer. 

Dado que conocemos a la gran mayoría de personajes es muy fácil seguir la lectura, pero estos no se mantienen estáticos ni predecibles. A lo largo de la historia observamos una evolución respecto a sus actitudes y concepciones de la vida, fundamentadas en sus vivencias, hasta tal punto que en ocasiones no se asemejan en nada a la imagen mental creada en los anteriores libros. 

En cuanto a la narrativa, sabéis que el estilo de Sarah Lark me gusta y una vez más demuestra su capacidad para deleitarnos con diversos escenarios y aventuras, esta vez alejándose un poco de Nueva Zelanda para mostrarnos Inglaterra y América. No obstante, si comparo con las anteriores novelas, probablemente es la que menos me ha gustado. El ritmo con altibajos, unas partes más amenas que otras, y mis expectativas sobre la trama, las cuales no se asemejaban a lo que he encontrado, son los puntos que menos me han gustado.

De todas formas, no han faltado las sorpresas ni los giros inesperados en la historia que dejan boquiabierto. Además, la autora perfila con gran acierto los comportamientos de los personajes, como Gloria, ante situaciones difíciles y traumáticas.

Con esta novela se cierra la trilogía que me inició en las landscape novels. Continúan las rencillas entre el legado de los Warden y los maoríes, pero siempre con un énfasis especial en el papel de las mujeres protagonistas.

Espero leer pronto más novelas de la autora y, según apuntan, su nueva serie está ambientada en Jamaica.

Valoración: 3,5/5


Una nueva generación, dos nuevas protagonistas y dos historias que atrapan desde el principio. El grito de la Tierra sigue el camino marcado por las dos anteriores novelas. Esta vez son Gloria y Lillian las que lucharan sus propias batallas hasta alcanzar sus metas.

Gloria es hija de la muy famosa Kura, pero muy lejos de parecerse a su madre, la niña que conocemos al inicio de la novela vive feliz con su bisabuela en Kiward Station y sueña con una vida tranquila haciéndose cargo de la granja ovejera de la familia. Pero de la noche a la mañana sus padres, que viven en Europa, parecen acordarse de su hija; deciden que la pequeña Gloria necesita formación artística y la matriculan en un internado en Inglaterra. Para desgracia de la niña, se ve separada de los familiares que más ama y se retrae frente a las burlas de sus compañeras de internado.

Lillian también viaja a Inglaterra, con su prima Gloria, pero en su caso es algo que quiere. Bonita y vivaracha, enseguida se integra en el internado y disfruta de popularidad entre sus compañeras.

Las personalidades de las primas no pueden ser más opuestas: Gloria es tímida y muy acomplejada por su físico, más parecido a su legado maorí que a su deslumbrante madre. Enseguida siente que nunca estará a la altura ni en belleza ni en talento y sufre las constantes comparaciones con Kura. En Kiward Station se sentía amada por Gwyn y Jack, y realizada ya que todos respetaban sus dotes como futura heredera de la granja; en Inglaterra siente que no encaja en ninguna parte, no consigue cumplir con las expectativas de sus profesores y padres y sueña con volver a Nueva Zelanda cuanto antes.

Por lo contrario Lillian es alegre y posee la belleza de las mujeres de la familia Warden-O’keefe. Es de talento soñador y a la vez travieso. Ha crecido en un entorno protegido por el amor de sus padres y sueña con vivir su propia historia de amor, con mucha fantasía pero también con decisión, hasta el punto de enfrentarse a sus padres cuando conoce el joven que ella cree perfecto para ella.

Lo que llama la atención es las diferentes personalidades de las dos protagonistas, lo que ya desde el inicio marca el camino que cada prima emprenderá. Y como me pasó en el primer libro de la trilogía, la historia de Gloria es tan desgarradora que Lillian queda muy al margen, casi como una trama segundaria y anecdótica. Porque si algo caracteriza El grito de la tierra es su faceta dramática, mucho más marcada que en las dos anteriores novelas. Ya sea por los sucesos que imprimen la vida de Gloria o por el estallido de la Primera Guerra Mundial, la novela resulta mucho más conmovedora porque dos de los personajes más queridos para mí son los que más sufren y su lucha será sobrevivir y aprender a volver a ser felices.

Con la misma acertada prosa y el equilibrio justo, Sarah Lark nos desvela la historia del país y los acontecimientos a través de sus personajes. Retomamos las raíces maoríes un tanto olvidadas en La canción de los maoríes y volvemos a vislumbrar las costumbres y las leyendas de los nativos, así como la belleza de Nueva Zelanda, pero también se traza un retrato muy realista del contexto histórico y los escenarios de la novela se diversifican, desde Inglaterra a Estados Unidos o Turquía.

 En esta última entrega despedimos algunos personajes lo que confiere un tono nostálgico a la novela pero también volvemos un poco a los inicios, al peso del legado transmitido por la familia, al amor por una tierra y la lucha por seguir adelante.

Sarah Lark ha conseguido mantener en vilo a millones de lectores a los largo de tres novelas, nos ha hecho soñar con un país lejano, sufrir con sus protagonistas y hemos llegado a sentirnos un poco parte de esa familia dotada de mujeres excepcionales. He tardado en leer la trilogía pero ahora que he llegado al final, solo me queda quitarme el sombrero y esperar con impaciencia la nueva trilogía de la autora. 





Trilogía:
1. En el país de la nube blanca
2. La canción de los maoríes
3. El grito de la tierra