Viajera

07 enero 2011



Autor: Diana Gabaldon
Título original: Voyager
Editorial: Salamandra Bolsillo / Junio 2010
ISBN: 978 84 98 38 28 91
Género: Viajes en el tiempo
Serie: 3º- Forastera

Cuando Claire Randall concibe la esperanza de que su amado James Fraser pudo haber sobrevivido a la guerra entre ingleses y escoceses, decide emprender un nuevo viaje en el tiempo para intentar reunirse con él.Y pese a que lo consigue, Claire y James se ven obligados a iniciar una larga travesía hacia las exóticas y desconocidas costas del Caribe, donde, entre las amenazas de los piratas y los misterios del vudú, procurarán forjarse una nueva vida lejos de las brumosas y beligerantes islas británicas.Aunque perteneciente a la saga de Claire Randall –cuyos dos primeros títulos, Forastera y Atrapada en el tiempo, se han convertido en éxitos de ventas en Estados Unidos y Europa– Viajera es una novela con peso propio, en la que el lector encontrará esa forma única y original de exponer los más nobles sentimientos humanos que caracteriza las historias de Diana Gabaldon y que, junto a una prosa ágil y entretenida, han cimentado la extraordinaria popularidad de esta autora.

      El título de la tercera entrega de la serie Forastera no es en balde: Viajera. En esta historia Claire viaja a través de los documentos históricos en busca de pistas, vuelve a enfrentarse a las pierdas verticales y cuando consigue dar con Jamie se ve arrastrada en un torbellino de aventuras trepidantes porque ser la señora de Fraser no está exento de peligros.
      La primera etapa de la novela es un ir y venir a través de tres épocas, el presente de Claire en su búsqueda, su vida junto a Frank durante veinte años y es, por encima de todo, la vida de Jamie a través de los registros que Claire investiga con la ayuda de Brianna y Roger Wakefield. Una vez más sufrimos con sus desventuras y sufrimientos.
      Deposité cuidadosamente la página en la mesa; cerré los ojos un instante, para despejarlos, y luego volví a mirar. Allí estaba todavía.

      —Jamie —dije en voz alta. El corazón me palpitaba con fuerza en el pecho—. Jamie —repetí más bajo.
      Eran casi las tres de la mañana. Todos dormían. No sentí el deseo de correr a despertar a Brianna ni a Roger para darles la noticia. Quería reservármela un rato, como si estuviera sola allí, en el cuarto iluminado por la lámpara, con Jamie en persona.

      Descubrimos cómo el tiempo ha ido dejando su huella en los dos protagonistas, ya no son dos jóvenes sin ataduras, son dos personas maduras con responsabilidades, con personas que dependen de ellos.
      También somos testigos de cómo Claire se ve en la tesitura de elegir entre Brianna y su padre, el miedo a enfrentarse a un nuevo viaje en el tiempo y volver junto a un hombre tan conocido como desconocido. ¿Una pareja puede sobrevivir a veinte años de separación? Veinte años son casi una vida y ambos tienen un pasado que no solo les podría separar por las distintas épocas, también sus experiencias, las decisiones tomadas, los secretos ocultos por temor a perder lo que más aman se podría interponer entre la pareja.

      Me sentía como quien ha recibido un cofre cerrado con un tesoro, perdido mucho tiempo atrás. Palpaba su forma y su agradable peso, encantada de poseerlo, pero aún no sabía con exactitud qué había dentro.
      Una vez juntos, Claire y Jamie se ven arrastrado por los acontecimientos y se ven obligados a viajar al Caribe combatiendo contra piratas, enfermedades, tormentas, brujeria y nuevos enemigos, aunque los fantasmas del pasado nos sorprenden. Creo que de las tres historias, esta es la más aventurera, tal vez la menos emotiva aunque tiene sus momentos, y los últimos capítulos tienen un ritmo vertiginoso, que nos hace contener el aliento.
      Era la misma cara ancha y llena de buen humor, los mismos ojos de color azul oscuro, sesgados sobre altos pómulos de vikingo, la boca larga, como al borde de la sonrisa. Las líneas que le rodeaban los ojos y la boca eran más profundas, por supuesto. La nariz había cambiado un poco: el puente, afilado como un cuchillo, se engrosaba un poco hacia arriba por una antigua fractura.
      Crucé la trampa del mostrador sin ver más que su mirada. Carraspeé.
          —¿Cuándo te fracturaste la nariz?
          Las comisuras de la boca ancha se elevaron un poquito.
          —Unos tres minutos después de verte por última vez... Sassenach.
          Había una vacilación en el nombre, casi una pregunta. Apenas nos separaban treinta centímetros. Alargué la mano para tocar la diminuta línea de la fractura.
          —Eres real —susurró.

      Como en las anteriores los personajes nuevos y viejos conocidos se entremezclan en la trama. Creo que también podría ser la más fantasiosa, y esa parte es la que menos me ha convencido, restando importancia a la trama central. Algunos “nuevo” personajes tampoco me han convencido, no me han parecido aportar mucho a la historia. No sé si en la siguiente historia tendrán su momento y tal vez se aclare un poco más su papel. He echado de menos más interferencia entre Jamie y Claire, porque a pesar de amarse con locura, no he encontrado la emotividad esperada, las confesiones de Jamie siempre afloran a destiempo. No hay un verdadero cara a cara entre ellos. Y el “pasado” de Claire junto a Frank parece pasar sin pena ni gloria para Jamie. Creo que muchas cosas se tratan de manera superficial, dando más importancia a la aventura, en detrimento de la relación de pareja. 
      Viajera es la que menos me ha gustado, aun así es una magnífica historia de amor a través del tiempo y una increíble aventura, todo relatado con el talento de Diana Gabaldon, con su estilo personal, detallista, con descripciones coloridas y un vocabulario rico y a la vez ágil. Esta historia no se puede leer independientemente de las anteriores, porque muchos acontecimientos relatados en Viajeras tienen su origen en Forastera y Atrapada en el tiempo.
      Aunque las dos anteriores me han emocionado más, estoy deseando saber más de la pareja y ya mismo me pongo con la siguiente.
      —Durante tantos años he sido tantas cosas, tantos hombres diferentes... —Tragó saliva y cambió de posición—. Era tío para los hijos de Jenny, hermano para ella y su marido, «milord» para Fergus, «señor» para mis arrendatarios. «Mac Dubh» para los hombres de Ardsmuir y «MacKenzie» para los otros sirvientes de Helwater. Después, Malcolm en la imprenta y Jamie Roy en los muelles. Me acarició lentamente la cabellera.
      —Pero aquí —concluyó en voz tan baja que apenas pude oírte—, aquí, contigo en la oscuridad... no tengo nombre.

      PD: Para entendidas de Diana Gabaldon y esta serie.
      Hay una escena en Forastera que me sigue dando vuelta en la cabeza. Creí que en este reencuentro, después de la separación y el reencuentro se aclararía, pero al acabar la duda persiste. Aquí dejo la escena:

      —¿Qué has visto exactamente? —inquirí mientras me sentaba en la silla de la cómoda. Le señalé la botella de whisky con una ceja enarcada y Frank fue enseguida a servir dos copas.
      —En realidad, era un hombre —comenzó al tiempo que servía una medida para él y dos para mí—. Estaba parado fuera, en el camino.
      —¿Fuera de casa? —Me reí—. Entonces, debía de ser un fantasma. No creo que haya ningún mortal fuera en una noche como ésta.
      ...
      —Sí, estaba en el borde del jardín, a este lado, junto a la valla. Creí —vaciló y miró su copa—, creí que miraba hacia tu ventana.
      —¿Mi ventana? ¡Qué extraño! —No pude evitar un escalofrío. Crucé la habitación para cerrar los postigos, aunque ya era algo tarde para eso. Frank me siguió sin dejar de hablar.
      —Sí, yo podía verte también desde abajo. Te estabas cepillando el cabello y protestando porque se te encrespaba.
      —En ese caso, el hombre debía de estar riéndose —aventuré con descaro. Frank meneó la cabeza, pero sonrió y me acarició el pelo.
      —No, no se reía. Parecía muy triste por algún motivo. No podía verle el rostro, pero podía notarlo en su postura. Me acerqué por detrás y al ver que no se movía, le pregunté cortésmente si podía ayudarle en algo. Al principio, actuó como si no me hubiera oído y pensé que quizá no me había oído por el ruido del viento. Volví a preguntarle y estiré el brazo para tocarle el hombro. Ya sabes, para atraer su atención. Pero antes de que pudiera tocarlo, se volvió y pasó junto a mí en dirección al camino.
      —Más parece un maleducado que un fantasma —señalé, y vacié mi copa—. ¿Qué aspecto tenía?
      —Era un tipo grande —respondió Frank con el entrecejo fruncido—. Un escocés, con el típico atuendo completo con morral y un hermoso broche en la falda. Quería preguntarle dónde lo había comprado, pero se marchó antes de que pudiera hacerlo.
      Fui hasta la cómoda y me serví otra copa.
      —Bueno, no es una vestimenta muy rara en estos lugares, ¿no? He visto hombres así en el pueblo algunas veces.
      —Nooo... —Frank parecía confundido—. No, no fue la ropa lo que me llamó la atención. Cuando pasó junto a mí, podría jurar que estuvo tan cerca que tenía que haber sentido su roce. Pero no fue así. Me intrigó tanto que me volví para mirarlo mientras se alejaba. Caminó por la calle Gereside y cuando llegó a la esquina... desapareció. Fue entonces cuando sentí un escalofrío en la columna.
      —Tal vez te distrajiste un segundo y él se perdió entre las sombras —insinué—. Hay muchos árboles cerca de la esquina.
      —Podría jurar que no le quité la vista de encima —masculló Frank. De pronto, levantó la mirada—. ¡Ya sé! Ahora recuerdo por qué me pareció tan extraño, aunque no me di cuenta en aquel momento.
      —¿Por qué? —El fantasma estaba empezando a cansarme. Quería pasar a un tema más interesante, como la cama, por ejemplo.
      —El viento soplaba muy fuerte, pero ni su falda ni su capa se agitaban, excepto con el movimiento de sus piernas al caminar.

      ¿¿¿Era Jamie??? ¿¿Me he perdido algo??