Cartas de una pionera de Elinore Pruitt Stewart

04 noviembre 2014

Cartas de una pionera
Elinore Pruitt Stewart
Editorial: Hoja de Lata/3 de junio de 2013
ISBN: 978 8494115318
Género: Histórico/Epistolar
En 1909 Elinore Pruitt Stewart, joven viuda con una hija de dos años, decide romper con su precaria vida en la ciudad y emigrar como colona al oeste de los Estados Unidos. Cartas de una pionera es la correspondencia original que mantuvo Elinore con una antigua patrona y amiga de Denver, la señora Juliet Coney. En sus veintisiete cartas la protagonista nos relata de manera magistral su llegada a las montañas de Wyoming y su adaptación a un medio tan bello como implacable. Con su narración aprenderemos a realizar todas las labores de un rancho, a conducir un trineo tirado por caballos a través cañones nevados, a sobrevivir a una tormenta azul o a ayudar a una parturienta en una cabaña aislada en medio del bosque. También acamparemos entre forajidos, comeremos riquísimas ardillas a la brasa y beberemos un delicioso café negro mientras contemplamos al raso un montón de amaneceres. Y todo ello contado con el espíritu irónico, rebelde e inquebrantable de la señora Stewart. En Elinore descubrimos a una mujer poco común, valiente y llena de vida, feliz por emprender, junto a su pequeña Jerrine, la gran aventura de ser pionera. Ese entusiasmo arrollador, que contrasta con el frio gélido del lugar y con sus condiciones muchas veces inhóspitas, acompañará todas sus impresiones, sus reflexiones y sus experiencias junto a los rústicos habitantes de la zona.


Cartas de una pionera cayó en mis manos de la manera más inesperada, simplemente husmeando de blog en blog, y fue más la curiosidad que las referencias lo que me llevó a leer esta historia epistolar de una mujer que cruzó medio país para asentarse en Wyoming en 1909. Elinore Pruitt Stewart podría ser la heroína de las películas del Oeste que todos hemos visto en algún momento, la diferencia es que no hay artificio, todo es real. Sin embargo sigue pareciendo el guión de una maravillosa novela de aventura y una reivindicación acerca del papel de las mujeres en el Oeste Americano. Siempre me ha llamado la atención de la historia de Estado Unidos que solo los hombres hayan traspasado el tiempo y se hayan convertido en leyendas, después de leer Cartas de una pionera, una no puede menos que pensar que todas las mujeres que se marcharon a la aventura, sin saber lo que se iban a encontrar y en condiciones adversas, eran héroes, quizá anónimas pero desde luego grandes mujeres.

Pero vayamos por parte, Elinore Pruitt Stewart era lavandera en Denver; no da muchos detalles de su pasado, pero no parece haber gozado de muchas comodidades. Un día decide inscribirse en el programa de colonización del vasto y casi despoblado territorio de Wyoming; por poco más de 15 dólares, el estado le proporciona ciento sesenta acres durante un periodo de prueba de cinco años, además contesta a un anuncio donde un colono instalado en el mismo estado solicita una gobernanta para cuidar de su casa. En nada de tiempo emprende el viaje junto a su hija de corta edad.

Cartas de una pionera reúne la correspondencia que Elinore mantuvo con su antigua patrona de Denver, le cuenta su llegada, su periodo de adaptación, sus aventuras, le habla de sus nuevas amistades y de cómo se convierte en un miembro activo de la pequeña comunidad aislada. Animada por su antigua patrona, dichas cartas fueron publicadas en su momento por la revista Atlantic Mounthly, enseguida cosecharon un gran éxito y actualmente es un clásico estadunidense. En el 2013 la editorial Hoja de Lata las publicó.

Elinore relata a su antigua patrona todos los aspectos de su nueva vida a través de un lenguaje sencillo pero no menos evocador, llegando algunas veces a recrear los paisajes agrestes de Wyoming con una prosa magnifica, resultando todos los elementos. A través de sus aventuras, descubrimos una naturaleza hostil pero también bella y generosa para los que la entienden, así como sus habitantes, muchos de ellos peculiares, con sus historias divertidas o tristes, pero sin caer en la melancolía.

No solo habla del paisaje que la rodea, también relata el día a día de la pequeña comunidad de vecinos, los matrimonios, las fiestas, los nacimientos, las muertes. Descubrimos, gracias a la mente ágil y observadora de Elinore, el lado más humano, las alegrías pero también el duro trabajo, la necesidad de adaptarse a su entorno, las debilidades y las recompensas de lo cotidiano.

Lo que destacaría es el entusiasmo que transmiten las cartas, la fuerza de una mujer a la que nada la frena, así como su humildad y su peculiar visión de la vida en el campo. A pesar de su escasa preparación académica, Elinore se defiende con soltura haciendo especial hincapié en los detalles, sin ser consciente de la valentía y el optimismo que subyace en cada anécdota, lo que hace que su humildad sea aún más conmovedora y admirable. Para Elinore no hay nada excepcional en lo que hace y, sin proponérselo, da una lección de independencia animando a las demás mujeres a vivir su misma experiencia. En Cartas de una pionera descubrimos un feminismo pasivo pero no menos efectivo porque las mujeres del Oeste tuvieron un papel fundamental en su desarrollo; trabajaron y lucharon tanto como los hombres, y además permitieron que las comunidades florecieran gracias a una estrecha red de colaboración y ayuda entre mujeres. Gracias a este testimonio descubrimos que a principio del siglo XX muchas de las vecinas de Elinore dirigían sus ranchos con éxito y a sus peones con mano firme, que sabían manejar la maquinaria agrícola, llevar las cuentas. Eran mujeres adelantas a su tiempo, no podían votar pero eran dueñas de sus decisiones y sus vidas.

En resumen, Cartas de una pionera ha resultado ser una excelente lectura, corta pero no menos entretenida y reveladora. Elinore nos deja, con su correspondencia, un testimonio de su tiempo, donde destaca la generosidad, la bondad, la sencillez de una mujer tan peculiar para su tiempo como admirable.


Elinore Pruitt Stewart:  (Arkansas, 1876 - Wyoming, 1926), fue una colona a principios del siglo XX en las deshabitadas tierras de la frontera entre Wyoming y Utah. Alcanzó fama literaria cuando su antigua patrona la animó a publicar las cartas que Pruitt le enviaba narrándole su vida en el territorio virgen de Wyoming.