Tinta rusa de Tatiana de Rosnay

16 mayo 2014

Tinta rusa
Tatiana de Rosnay
Editorial: Suma de letras/ 26 de marzo de 2014
ISBN: 978-8483655436
Género: Narrativa contemporánea
Después de tres años del inesperado éxito internacional de su primera obra, basada en el misterio de sus orígenes familiares, Nicolas Duhamel no ha conseguido escribir ni una sola línea de su segundo libro. De ser un joven sin rumbo en la vida ha pasado a convertirse en un vanidoso escritor obsesionado por la fama que ha dejado de preocuparse por su familia y sus amigos.
Ahora todos, incluida su agente, le preguntan cómo va su nuevo libro y Nicolas no deja de mentir. Con la intención de alejarse para encontrar de nuevo inspiración viaja con su novia a Italia para pasar unos días en un lujoso hotel de la Toscana. Pero durante un fin de semana en el que espera encontrar paz y tranquilidad Nicolas deberá hacer frente a peligros y secretos que pondrán en juego su futuro.

Después de leer la llave de Sarah hace años, una novela que me dejó los sentimientos a flor de piel, esperaba con impaciencia una nueva historia de Tatiana de Rosnay. En Tinta rusa, la autora nos traza el retrato de un joven escritor que, de la noche a la mañana, se ve catapultado a una fama mundial con una historia basada en un descubrimiento fortuito que lo llevó a investigar la desaparición de su padre décadas atrás. La fama, la vanidad alejan a Nicholas de todos los que le apoyaron cuando no era más que un don nadie. Se hace adicto a las redes sociales, convierte su día a día en un circo en directo a través de Facebook o Twitter, porque la adulación de sus seguidores le proporciona más satisfacción que vivir junto a los suyos el éxito que le ha llegado de manera inesperada. Sin embargo la fama es caprichosa. Nicolas Duhamel, reconvertido en Nicolas Kolt, se enfrenta a la pesadilla de la página en blanco cuando le exigen un segundo libro. ¿Acaso Nicolas es una estrella fugaz que desaparecerá por falta de inspiración o por su obsesión por las redes sociales? 

Tatiana de Rosnay retrata el mundo editorial, la ambigua relación entre editores y autores que puede ser lo más parecido a un juego de poder y seducción, el peso de la fama, la rivalidad, la presión de las expectativas además de la adicción a las redes sociales. 

También toca en tono irónico la ley de emigración que curiosamente impuso el gobierno de un presidente cuyos orígenes no eran franceses y que causó un auténtico revuelo entre los galos cuyos padres nacieron por X circunstancias fuera del país. La propia autora tuvo que enfrentarse a la pesadilla de demostrar que era tan francesa como cualquier otro, aunque su padre hubiese nacido en otro país, experiencia que comparte con su protagonista. 

La novela se podría dividir en dos tramas:

La que se desarrolla en el presente, la de un Nicolas Duhamel vanidoso y a la vez asustado por su incapacidad de escribir en su retiro idílico en Italia, lejos de la vorágine de su vida social para conseguir algo de sosiego en su búsqueda de la inspiración.

Y la que induce al autor a investigar sobre su padre a raíz de un cambio en la ley de emigración en Francia, que desemboca en un sorprendente descubrimiento. ¿Conocemos realmente nuestros origenes? Nicolas inicia un calvario burocrático y personal, para demostrar que es francés al tiempo que descubre que los orígenes de su padre proceden de la antigua Unión Soviética, detalle que nadie se encargó de aclararle. Cuando intenta indagar en la familia, se topa con un silencio que despierta su suspicacia y da pie a una novela escrita en la paz del anonimato, sin más ambición que escribir una historia que tiene mucho de autobiográfica. 

Nicolas y la autora nos llevan de la mano por el proceso de cómo se desarrolla una idea hasta convertirse en una novela. Toda esta parte me ha parecido muy interesante, tanto como la lucha de un autor desesperado por vencer el bloqueo, las manías, los engaños para justificarse, la debilidad ante lo sencillo, en evadirse en los fastos de las cenas, las fiestas o las redes sociales en lugar de enfrentarse a su falta de creatividad. 

Lo único que no me ha convencido es la conclusión a la que llega Nicolas al final con respecto a ese secreto familiar, me ha parecido precipitado y me ha dejado con muchas preguntas en el aire, pero es mi percepción personal. Por lo demás, la autora y su protagonista -egocéntrico, infantil, simpático, caprichoso, divertido, egoísta y marcado por la pérdida de su padre a muy temprana edad- me han regalado horas de lectura amenas y me han arrancado sonrisas. Tatiana ha conseguido un protagonista que puede, en igual medida, irritar como emocionar. 

Tinta rusa es una perfecta mezcla de comedia y drama familiar, para deleite de los lectores.