Sé que estás allí - Laura Brodie

28 octubre 2011


Sé que estás allí
Autor: Laura Brodie
Título original: The Widow's Season
Editorial: Ediciones B / Mayo 2011
ISBN: 978-84-666-4759-5
Género: Narrativa/Contemporáneo
Ésta es la historia de Sarah, una mujer de treinta y nueve años que pierde a su marido en las aguas de un río cercano a una pequeña ciudad, en Estados Unidos. Unas semanas después de su desaparición, empieza a verlo en todas partes: en el supermercado, en el jardín de su casa, en la calle… Y, desde luego, piensa que se ha vuelto loca. Sus amigas le dicen que es normal, que forma parte del duelo… pero ¿y si hubiera otra explicación? Al fin y al cabo, no encontraron su cadáver… ¿Y si no es un fantasma y sigue vivo? ¿Y si ha planeado volver a su vida? Sé que estás allí es una inolvidable novela que te hará dudar de tu propio criterio.

Llevaba mucho tiempo deseando leer esta novela de Laura Brodie, desde que la vi en las novedades de mayo. De modo que, en cuanto me la dejaron, me puse a devorarla.
Sarah ha perdido a su marido, su duelo es incompleto porque tras la riada en la que falleció David, los equipos de salvamiento no consiguieron encontrar el cadáver, de modo que la perdida es más bien una aceptación de lo más probable. Pero ocurre algo que la perturba e inquieta, ve a su marido en lugares tan triviales como el supermercado o familiares como su propia casa. Teme por su salud mental porque, pese a las amigas que le dicen que es un proceso normal en una viuda, no es la señal de equilibrio que Sarah necesita en su solitaria vida.
Bien, cuando se espera un libro con muchas ganas y finalmente cae en nuestras manos podemos cometer el error de esperar demasiado; y por desgracia ha sido el caso de Sé que estás allí. En algunos momentos me he aburrido con las escenas más triviales, que se podrían haber suprimido sin perder nada de la trama principal. Aun así pensé que la autora quería mostrarnos lo más banal de la vida de la protagonista en contraste con las apariciones de David, las sorprendentes revelaciones, la situación que se instala después y la lealtad dividida de Sarah. Tampoco disfruté de las muchas descripciones, que, para mi gusto, tampoco aportaban mucho.
Pero no fue solamente eso, la protagonista, Sarah, no me emocionó, ni David me inquietó. Su situación (por llamarlo de alguna manera) no me convencía, no sentía empatía con ella y él me parecía o un superviviente ambiguo o un muerto demasiado real. Me encontraba con detalles que me parecían poco convincentes. Aun así esperaba que el final me diera una respuesta, y la hubo pero tampoco es que me satisficiera mucho. Y sinceramente podría haber sido cualquiera de las dos eventuales posibilidades, porque realmente nada hacía que una fuera más “creíble” que la otra.
Sarah me ha parecido un personaje bastante limitado emocionalmente; con todas las experiencias, como poco sorprendentes, que sufre tras la desaparición de David, me esperaba algo más que dudas acerca de su cordura. No me parecieron convincentes sus reacciones. Entiendo lo sucedido con su cuñado, pero una vez más me daba la sensación de leer una sucesión de escenas que no cambiaban mucho la vida de los personajes. La conclusión de la relación con Nate me resultó desconcertante: ahora sí, ahora no, y ya está, sin más emoción que uno que declara que no le gustan los frutos secos. No los veía madurar, sólo al final Sarah y David hablan abiertamente, pero me pareció muy precipitado comparado con el resto de la novela.
Eché en falta saber más de David, de su situación de aislamiento. Ya que la autora nos hizo partícipe de su experiencia cuando la riada le sorprendió en medio del río, bien podría haber seguido con los pensamientos de David. Pero no, una vez más la autora nos relata los hechos y poco más. Con la relación tan ambigua que es establece entre la pareja, el punto de vista de los dos habría sido mucho más interesante para comparar sus distintas perspectivas.
Es una pena que no disfrutara todo lo esperado, primero porque el argumento de la historia prometía mucho, segundo porque la novela venía avalada por un premio de prestigio, tercero por la preparación académica de la autora, pero por mucha técnica, por mucha base que se tenga, crear una historia que despierte emociones va mucho más allá que saber juntar palabras hasta formar un texto, y los premios no son una garantía de éxito, al menos en mi caso.