La isla de las mil fuentes de Sarah Lark

22 abril 2013


La isla de las mil fuentes
Sarah Lark
Título original: Die insel der tausend quellen
Editorial: B Grupo Zeta, Grandes Novelas / 3 Abril 2013
ISBN: 978-84-666-5323-7
Género: Sentimental
Serie: 1º Trilogía Jamaica

 Isla de Jamaica. Tras la muerte de su primer amor, Nora, la hija de un comerciante londinense, se une, a través de un matrimonio de conveniencia, a Elías, un viudo propietario de una plantación de azúcar. La vida en el Caribe, sin embargo, no es como Nora había soñado. A partir del asalto nocturno a la plantación, Nora se verá envuelta en los tumultos provocados por esclavos rebeldes relacionados con la Abuela Nanny, quien también fue esclava. Nora lo pierde todo, salvo la vida y la esperanza de encontrar de nuevo el amor y decidir libremente sobre su futuro.

Después de devorar la trilogía Nueva Zelanda de Sarah Lark, no tuve suficiente y me lancé de cabeza en esta nueva aventura en Jamaica. La isla de las mil fuentes es la primera entrega de la nueva trilogía ambientada en el Caribe, más concretamente en la isla de Jamaica a principios del siglo XVIII.

Nora Reed lo tiene todo: el amor incondicional de su padre viudo, el lujo propio de una dama, el beneplácito de la sociedad por su encanto y el cariño de sus sirvientes por su bondad. Aun así sueña con una vida de aventura en el Caribe, atraída por los relatos que los comerciantes de caña de azúcar relatan en las veladas londinenses. Junto a su amor secreto, Simon Greenborough, un noble arruinado, anhela escapar y vivir en una cabaña en una playa donde siempre haya sol. Sin embargo el destino le arrebata todos sus sueños cuando Simon enferma; Nora abandona su vida de lujo, sin importarle el escándalo, para cuidarle. A pesar de todo su empeño en salvarle, Simon muere. Nora pierde la alegría de vivir que la ha caracterizado hasta entonces y se dedica a cuidar de los más desfavorecidos en los barrios pobres de Londres.

Años después aparece Elías Fortnam, procedente del Caribe y propietario de una de las plantaciones de caña de azúcar más grandes de Jamaica. El hombre, aunque mucho mayor que ella, despierta enseguida su interés. Vuelve a soñar con abandonar Londres y viajar a la isla. No duda en contraer matrimonio con un hombre al que apenas conoce y emprende su nueva vida impelida por el sueño de Simon.

Sin embargo, nada más desembarcar descubre que nada es como había imaginado: las playas de arena blanca están alejadas de las plantaciones, la buena sociedad la evalúa con suspicacia por ser una recién llegada, su marido le deja claro que es una dama y le recorta su tan ansiada libertad y lo peor de todo es el trato tan cruel como injusto a los esclavos.

Nora emprende su propia lucha hacia la libertad y hace cuánto puede por mitigar el sufrimiento de los esclavos, entre los cuales se encuentran los que se lo agradecen y los que odian a los blancos, hagan lo que hagan. Pero todo se complica todavía más cuando aparece su hijastro, cuatro años mayor que ella: Douglas Fortnam.

Mientras leía la novela, una landscape muy exótica, me topé con unas cuantas similitudes con El país de la nube blanca: Nora Reed tiene mucho en común con Gwyneira. Ambas provienen de un entorno privilegiado y anhelan una libertad imposible en una sociedad muy encorsetada. Ambas conocen la desdicha en sus matrimonios y aprenden a respetar las diferencias entre culturas. En su nueva vida, Nora siente enseguida rechazo al constatar como tratan a los esclavos y de inmediato muestra un respeto poco corriente en aquel entonces hacia esos seres que los demás consideran poco más que animales. Si bien Gwyneira entiende que una buena relación con los nativos de Nueva Zelanda es imprescindible para llevar adelante su granja y sus intenciones son más comerciales que humanistas, Nora es toda compasión.

Al principio Nora puede parecer una joven bastante alocada y caprichosa, enseguida demuestra tener el carácter suficiente para luchar por lo que más quiere. Es una protagonista con carácter aunque atada por su matrimonio y por su condición de mujer.

En esta novela, Sarah Lark se centra más en las relaciones humanas que en la aventura, retrata la dolorosa realidad de los esclavos: los abusos, los castigos, las humillaciones, frente a unos terratenientes imbuidos de su superioridad. Visto desde este punto de vista, se podría creer que la autora ha dividido los “buenos” y los “malos” de manera muy simplista, no obstante Sarah Lark ha sabido crear personajes, ya sea entre los patrones o entre los esclavos, muy complejos, donde nada es del todo bueno o malo, donde los más débiles puedes ser tan crueles como sus amos y donde un amo puede sentir frustración al no poder ayudar más a sus esclavos y no duda en enfrentarse a los demás por ellos.

En esta novela Nora lleva todo el peso de la historia. Los cinco primeros capítulos transcurren en Londres, después el resto de la novela se desarrolla en Jamaica. Como no, Sarah Lark describe de maravilla la isla, sus montañas o sus playas, las frutas exóticas y los aromas de la tierra, aunque, como he dicho más arriba, las relaciones humanas tienen más peso en esta historia.

El ritmo y el estilo vuelven a ser una parte importante para que la novela se lea con agrado; con un lenguaje sencillo y una prosa fluida, las más de seiscientas páginas pasan rápido.

Mi única pega es una parte de la novela que transcurre en Nanny Town (no puedo decir mucho más sin desvelar un suceso muy importante en la trama). Se me hizo un poco pesado y para mi gusto dura demasiado cortando el ritmo de la novela.

En resumen, me ha gustado la historia (menos lo referente a Nanny Town); es ante todo una historia de amor entre dos personas que tienen que luchar contra las normas de la sociedad y los prejuicios, pero también es un magnifico retrato de lo que fue la esclavitud. Por mucho que leamos e investiguemos, siempre impresiona e indigna que durante un tiempo no muy lejano, un hombre pudiera ser dueño de la vida de otro impunemente. Da vergüenza ajena.

Estoy deseando leer la segunda entrega.