Una vacante imprevista de J. K. Rowling

20 febrero 2013


Una vacante imprevista
J. K. Rowling
Título original: The Casual Vacancy
Editorial: Salamandra/2012
Género: Narrativa
 Con su plaza adoquinada y su antiquísima abadía, Pagford parece un típico pueblecito inglés, un lugar idílico en el que la vida transcurre con plácida tranquilidad.

Sin embargo, sus habitantes están inmersos en una realidad muy diferente. Tras la conmoción causada por la súbita muerte de Barry Fairbrother, se desencadena una auténtica batalla en sordina por ocupar la vacante dejada por Barry en el concejo parroquial, donde se dirime el destino de una urbanización de dudosa legalidad.
Y cuando la tensión hace aflorar una serie de conflictos latentes que involucran a todo el pueblo —hijos contra padres, pobres contra ricos, mujeres contra maridos, alumnos contra maestros—, la pasión, la hipocresía y, especialmente, los secretos que suelen anidar en una comunidad pequeña desempeñarán un papel decisivo en el futuro de Pagford.
La primera novela para adultos de J. K. Rowling.
Una gran obra de una narradora extraordinaria.


Es imposible hablar de J. K. Rowling sin hacer referencia a su archiconocida saga Harry Potter, el joven mago que la catapultó a la fama, el éxito y la fortuna. Toda una generación creció con las aventuras de los alumnos de Howard, vio las adaptaciones cinematográficas y se identificó con los actores que protagonizaron los diferentes personajes. Harry Potter y sus siete libros fueron un fenómeno literario, de los que dejan una huella indeleble en millones de niños y adolescentes. Muchos de estos lectores son hoy en día jóvenes adultos, tal vez asiduos lectores gracias a las aventuras del joven mago (mi hija es una de ellos, los primeros libros que leyó fueron los de Harry Potter) y si bien el cambio tan radical de registro de J K Rowling ha sorprendido a muchos, yo creo que ha sido un paso fácil de entender, es decir, seguir adelante, pasar página, como han hecho los lectores de su saga juvenil. Con esta novela, la autora nos desvela su lado más realista y rudo de la vida, sin magia, ni buenos ni malos.

Una vacante imprevista se ubica en dos localidades ficticias: Pagford, una idílica población rural con calles adoquinadas, casas bien cuidadas, parterres de flores y habitantes ejemplares; a su lado se encuentra la ciudad de Yarvil que décadas atrás creció hacia su vecino construyendo una barriada de viviendas destinada a familias desfavorecidas: Los Prados. Los dos municipios se desentienden de ese punto candente, y los habitantes de Pagford están decididos a cortar radicalmente con el problema cerrando una clínica para ayudar a drogodependientes cuyo edificio es de su propiedad.

La novela traza un detallista retrato de una Inglaterra rural actual, una lucha entre los más favorecidos, que ven en las debilidades de las familias de Los Prados un antro de perversión sin tener en cuenta los dramas que se esconden detrás sus puertas.

Una vacante imprevista es una novela coral narrada en tercera persona con un elenco de personajes amplio y abarca todas las edades. No hay malos o buenos, aunque sí es cierto que algunos pueden despertar más simpatías que otros, pero incluso estos sorprenden o decepcionan, porque todos tienen sus secretos, miserias y vergüenzas, luces y sombras. Creo que es el punto fuerte de la novela: el caleidoscopio de vidas que se entrelazan, personajes trazados con minuciosidad, resaltando el más mínimo detalle hasta convertirlos en personas reales, de “carne y hueso”, que aman, odian, capaces de los mayores sacrificios, pero también de las mayores traiciones.

La novela se divide en siete partes. La primera pone en antecedente al lector con todos los personajes y lo que ocultan sus trivialidades; esta introducción tan desmenuzada ralentiza el inicio de la trama. Sin embargo, una vez que nos situamos en las vidas de todos ellos, los enredos atrapan y las distintas actitudes despiertan emociones como indignación, lástima o rabia.

Barry Fairbrother es el catalizador de todos los sucesos, fallece de manera repentina nada más empezar la novela dejando tras de sí a una familia destrozada por la pérdida, muchos amigos leales pero también unos cuantos enemigos que iniciarán una lucha sin cuartel para aprovecharse de la vacante que deja con el fin de conseguir su objetivo de cerrar la clínica de rehabilitación que tanto defendía Barry. A pesar no estar presente “físicamente” en la novela, su huella es constante por ser un hombre carismático que no dejó indiferente a nadie, un ejemplo de que en las circunstancias más difíciles, una persona puede superarse y convertirse en un pilar de su comunidad.

J K Rowling ha dado un giro radical con esta novela dejando atrás el género juvenil para adentrarse en una feroz crítica de una sociedad hipócrita y autocomplaciente, trata temas como la drogadicción, los maltratos, los abusos o la infidelidad. Al terminarla no pude evitar pensar en la situación de crisis que estamos viviendo, en muchos aspectos he visto reflejado muchas actitudes o situaciones, como los recortes de las ayudas sociales a los más desfavorecidos cuando más los necesitan, la indiferencia de los dirigentes que toman las decisiones sin importar las repercusiones, o la cobardía de mirar hacia otro lado cuando vemos situaciones que nos incomodan.

La novela ha recibido una acogida más bien fría en Inglaterra, lo cual me parece injusto porque J. K. Rowling ha creado una compleja novela de ficción dura y cruda que despierta sentimientos. Mi única pega tiene que ver con el final, muy turbador por cierto, ya que me dio la sensación de que algunos cabos quedaban sueltos.

Si os animáis, olvidaros que esta autora escribió una saga juvenil, porque no reconoceréis el estilo.