La escuela de ingredientes esenciales

05 octubre 2011



La escuela de ingredientes esenciales
Autor: Erica Bauermeister
Título original: The school of essential ingredients
Editorial: Suma de letras
ISBN: 978-84-8365-146-9
Género: Sentimental
Primer capítulo
Las vidas y los ingredientes se mezclan

y se cocinan en esta escuela.  
Una vez al mes, los lunes por la noche, ocho alumnos se reúnen en el restaurante de Lillian para asistir a clase de cocina. Entre ellos se encuentra Claire, una joven que trata de asimilar su nueva identidad como madre; Tom, un abogado cuya vida ha sufrido un grave revés debido a una pérdida; Antonia, una diseñadora de cocinas italiana que se está adaptando a la vida en Estados Unidos; y Carl y Helen, una pareja que lleva mucho tiempo casada y cuya unión contiene sorpresas de las que el resto de la clase jamás sospecharía.

Los estudiantes acuden para aprender el arte que se esconde tras los platos de Lillian, pero pronto resulta evidente que cada uno, inconscientemente, busca una receta para algo más allá de la cocina. Uno tras otro se transforman en los aromas, sabores y texturas de lo que crean. Con el paso del tiempo, los caminos de los alumnos se mezclan y se entrecruzan, y la esencia de la comida de Lillian se expande más allá del restaurante y se cuela en los rincones secretos de sus vidas, con resultados a menudo inesperados, y siempre deliciosos.

Antonia, Isabelle, Chloe, Tom, Carl, Helene, Ian y Claire no tienen nada en común hasta que un día asisten a un curso de cocina un tanto peculiar. Su profesora no es otra que Lilian, una cocinera que no cree en las recetas y se deja guiar por lo que la rodea, las personas, las emociones, los sentimientos. Durante ese curso, cada primer lunes de cada mes, conocemos a cada uno de los alumnos: su historia, las inquietudes, los recuerdos, las inseguridades o las dudas que los han llevado a la cocina de Lillian. No saben que cuando acabe el curso sus vidas no volverán a ser las mismas.

Con una prosa que casi roza la poesía, la autora de La escuela de ingredientes esenciales nos relata como ocho personas se conocen, en un momento crucial. Lilian invita a cocinar de manera pausada, y los recuerdos afloran de los rincones olvidados. Cuando digo que casi roza la poesía es porque Erica Bauermeister hace algo tan difícil como describir de manera sencilla, dando  musicalidad a sus palabras, los aromas que casi se pueden saborear.

Lillian es como un hada madrina, tiene su propia historia donde descubrimos como llega de manera peculiar a cocinar. Gracias a los sabores, los olores y el tacto de los platos, frutos de la inspiración del momento, cada alumno sufre su transición, como la superación de una perdida, ya sea de un ser querido, la confianza hacia la pareja o hacia uno mismo, se enfrentan a lo desconocido o sencillamente necesitan volver a sentirse especial.

 Algunos personajes son más entrañables que otros, pero cada una de sus motivaciones resulta cercana. En cada capítulo conocemos a uno en particular. En realidad, aunque hay un hilo conductor, los capítulos son micro relatos dedicados a un personaje, somos testigos de recuerdos fugaces que cobran relevancia entre aromas y sabores. Me encantaron en especial Tom e Isabelle, me conmovieron mucho por su pasado, su soledad, cada uno prisionero de los recuerdos, unos por ser demasiado dolorosos, otros por diluirse como tinta en el agua. Me gustó mucho la historia de Carl y Helene, la única pareja del curso, con ellos descubrimos desde dos puntos de vista una misma historia. No creo que la autora quisiera contar la vida de sus personajes con pelos y señales, simplemente nos hace testigos de acontecimientos fugaces que en su momento pudieron pasar desapercibidos y, con el paso del tiempo, revelan su verdadero significado.

En uno de los capítulos dos personajes explican donde recuerdan más a sus seres queridos.
- A mis hijos, por ejemplo, los llevo justo aquí –se señaló la curva interior del codo-. Que es donde los sostenía de muy pequeños. Aun cuando llegue un día en que no me acuerde de quienes son, estoy segura que seguiré sintiéndolos aquí. ¿Dónde llevas tú a tu mujer?

Tom miró a Isabelle, los ojos henchidos. Se llevó la mano derecha a la mejilla y a continuación la retiró, ajustando ligeramente la forma de la mano.
-Ésta es la línea de su mandíbula –dijo suavemente recorriendo el dedo índice por el semi-circulo de la base de la mano y luego a lo largo de la curva superior, donde la mano se encontraba con los dedos-. Y éste es su pómulo.
Me pareció una escena preciosa.

Me ha encantado por su sencillez porque la autora ha tocado temas de la vida de una manera tierna, sin grandes aspavientos, con la cocina como telón de fondo. Es la primera novela de la autora y estoy deseando leer la que acaba de publicarse en USA.