Los Radley

26 enero 2011


Autor: Matt Haig
Titulo original: The Radley
Editorial: Mondadori / Noviembre 2010
ISBN: 978 84 397 2330 1
Género: Paranormal / Fantástico
Toda una familia con crisis de identidad. Rowan: Nunca duerme, usa protector solar de factor 60. Es un freak Clara: Quiere ser vegetariana pero la falta de carne la pone enferma. Papá: Médico de familia con permanente dolor de cabeza. Está sediento, muy sediento. Mamá: Quiere evitar a toda costa un desastre familiar y jamás mentiría a sus hijos... ¿O sí? Tío Will: Cool, divertido, peligroso, el tío pródigo vuelve para desenterrar los más oscuros secretos. Y mucha, mucha sangre fresca.
    Visto así parece una comedia donde esperamos encontrarnos con situaciones jocosas y personajes excéntricos. Y casi se podría decir que así empieza, pero enseguida la novela toma otro tono según qué personaje, algo sarcástico y diferente. Matt Haig nos habla de vampiros y aunque la historia tiene su dosis de amor, no tiene nada que ver con los vampiros que han inundado las librerías últimamente; los vampiros de Los Radley son depredadores letales que no inspiran una imagen romántica atormentada.
    Aun así, la familia Radley lucha contra sus instintos, Peter y Helen abandonaron 17 años atrás la vida llena de abusos y muerte con la intención de formar un hogar seguro para sus hijos Rowan y Clara. Su biblia es el manual del abstemio y cualquier deseo, anhelo o suspiro por la sangre es sofocado en lo anodino de sus vidas. Hasta tal punto que han negado la verdad a sus hijos que sufren las consecuencias por la falta de sangre con un malestar general y un aspecto más bien escuálido y pálido que los pone en el punto de mirar de los matones del instituto.
    Pero la paz no puede ser eterna y un día la verdad explota en la familia Radley poniendo en peligro la seguridad de todos ellos. Peter, llevado por un momento de pánico, pide ayuda a su hermano Will. Y el hambre entra en casa del hambriento: Will Radley es, a pesar de su aspecto “cool, uno de los vampiros más peligrosos de la comunidad vampírica y comparte con alguien de la familia un secreto que está dispuesto a usar con tal de conseguir lo que desea.
    Matt Haig nos traslada a un barrio residencial de una pequeña ciudad de Inglaterra, en una familia aparentemente normal, integrada en una sociedad que, aunque sean unos pocos, conoce la existencia de los vampiros y nos hace pensar que cualquiera de nosotros podría tener un vampiro como vecino. Nos retrata una sociedad vampírica organizada donde algunos desean llevar una vida tranquila aunque sea renegando de su propia esencia. Y están los que viven al límite como depredadores sin consciencia ni límites. Lo relata todo con un tono desenfadado, con una narrativa ágil, muy amena y toques de humor negro pero sin obviar la esencia de la novela; nos habla de matar o no matar para saciar un anhelo. Aunque no se recrea en ellos, nos habla de las víctimas, de los agresivos que pueden llegar a ser los vampiros. Somos testigos de la lucha de Helen contra su pasado, los desvaríos de Peter, con la crisis de los cuarenta, axfisiandose entre tanta normalidad, la fría aceptación de Clara y el horror de Rowan, las dudas de los dos adolescentes, la negacion a convertirse en monstruos… y la presencia inquietante de Will. Este es un personaje que ha despertado en mi sentimientos encontrados, es difícil sitúalo, es peligroso, imprevisible, amoral y egoísta, con todo es el que más pena me ha inspirado porque no hay mayor mentiroso que el que se miente a sí mismo y desde luego Will sabe muy bien dar la vuelta a cualquier situación con tal de conseguir lo que quiere sin aceptar la realidad.

    Los Radley hablan de algo más y es que cada uno es responsable de sus actos, sin escudarse en lo que uno es. Habla de respeto a la vida, de consciencia y de sacrificio. Es una novela sencilla, el argumento no es original, ni en el tema de los vampiros, ni en el entorno, pero si tiene su estilo propio con esa familia tan “normal”, con adolescentes recalcitrantes y enamoradizos, padres aburridos del día a día que intentan convencerse de que todo va bien ignorando sus crisis matrimonial, y la realidad que les espera fuera.
    Me ha gustado, la he devorado en dos días. Se lee rápido, los capítulos son cortos y enseguida nos metemos en la historia hasta el desenlace. No se recordará como la novela del año pero tiene algo que le hace apetecible.

    “Debemos aprender que las cosas que deseamos a menudo son las  que podrían conducir a nuestra autodestrucción. Deberíamos aprender a renunciar a nuestros sueños para proteger nuestra realidad”