Willow

17 noviembre 2010



Título: Willow
Autor: Julia Hoban
Editorial: Ambar
Género: Juvenil 
Los padres de Willow murieron en un trágico accidente de coche, dejándola no solo con el dolor que supone enfrentarse a una pérdida sino también con el peso de la culpabilidad, ya que era ella quien conducía. Ocho meses después, su hermano mayor casi no le habla, cree que sus compañeros de clase le culpan por lo ocurrido y Willow se evade del sufrimiento con el que carga marcando todo su cuerpo con las heridas del pasado. Pero cuando un chico llamado Guy descubra su secreto, nacerá una intensa relación que conseguirá sacarla de ese mundo extraño que ella misma se ha formado.

"Es difícil guardar un secreto cuando lo llevas escrito por todo el cuerpo"

Muerte, dolor, culpa, sangre, cierta madurez respecto a la vida... seria algunos de los calificativos que utilizaría para ésta historia, pero sobre todo, sentimientos. Es un libro lleno de sentimientos.
A sus dieciséis años la denominaría como una anciana de la vida pues Willow ha tenido que aprender a tan corta edad lo que supone la muerte, el ser huérfana e hija de nadie. De una adolescente preocupada por nimiedades como su vestuario, los chicos o el simple color de uñas pasa a ser una chica devorada por el dolor
Dolor por la muerte de sus padres, dolor por la crueldad de la vida y la soledad que la ha impuesto, dolor por ser la culpable de ambas muertes.

Era ella la que conducía aquella fatídica noche de lluvia... y fue ella la única que sobrevivió. Ella los mató.

—Pero tus padres son profes, ¿no? —Él rompe el silencio—. Tu padre es antropólogo y tu madre arqueóloga. Porque una vez yo fui...
—Están muertos. —Willow pronuncia las palabras con frialdad e indiferencia. Le gusta ver cómo se pone pálido Guy—. Muertos —repite para asegurarse de que le ha quedado claro—. Y yo los maté.

Trasladada a casa de su hermano David y su mujer Cathy, recién papás de una niña, queda bajo su protección ahora, pero solo hace más que incrementar su sentimiento de culpabilidad. Ella es una carga, económica y personal. No obstante, solo en su presencia trata de sonreír y ocultar la carga que la invade.

Gracias a su hermano ha encontrado un trabajo en la biblioteca de la universidad, pero parece no ser suficiente. Nada lo es ya. Ya no hay rastro de su hermano pasado. La odia. No queda nada de su vida anterior, sólo recuerdos. Y es tan fuerte ése sufrimiento... insoportable.
Incapaz de soportar tanto dolor y afrontar los hechos... empieza a autolesionarse. No es un juejo, pero es su manera de castigarse y a la vez, olvidar.

Olvidar lo desgraciada que ha hecho a su hermano, olvidar lo que duele querer a alguien cuando no está.

Y esos días su compañero más fiel es todo su arsenal de cuchillas que cortan su piel, dejando vía libre a la sangre.

Entonces aparece Guy. Un chico simpático y vivaz que siempre tiene la respuesta correcta. No la juzga, ni la mira mal como el resto del instituto. Un chico con el que comparte algo más que gustos literarios, comparte su secreto tras ser descubierto.

—Por favor, no le digas nada —le ruega Willow, al sentir como él duda—. Por favor.
Pero no le da tiempo de suplicar más porque, incluso antes de que Guy pueda llamar a la puerta, esta se abre mostrando a David tras ella. Con un gesto, les hace pasar al departamento.
—¡Vaya, hola! —David


Él no quería complicaciones. Quería acabar el último curso sin quebraderos de cabeza, pero entonces aparece uno bien grande: Willow.
Después de prometerle no decirle nada a su hermano, a su manera trata de ayudarla. Sale con ella, hablan, mira de cuidarla y sobre todo, aún cuando le resulta imposible aceptar que se corte, intenta apoyarla con su compañía.

—¿Willow? —pregunta Guy, ahora más fuerte.
Willow cierra los ojos intentando que el sonido la alcance. Es una lucha. No puede dejar de oír el parabrisas haciéndose añicos, y cada vez es peor. Ahora está empezando a recordar las imágenes. Ve la cara de su padre destrozada hasta quedar irreconocible, una masa ensangrentada. Ve la cara de su madre, intacta, pero con los ojos muertos. Hunde la cuchilla más profundamente, como si su sangre pudiera limpiar la de ellos.
—¿Willow? —repite Guy.
Willow no habla, apenas respira levemente. Mira la sangre que sale del corte que se acaba de hacer, pero no cambia nada. Esta vez no. Vuelve a cortarse, más profundamente. Siente dolor, pero ¿será suficiente?
—Willow—dice Guy una tercera vez. Pero esta vez no es una pregunta. Está vez está claro que solo quiere hacerle saber que cuenta con su presencia.

La relación de ambos está basada en puro sentimientos. Surge en el día a día, en la preocupación y en la comprensión que le ofrece Guy. Por suerte no todos los sentimientos son negativos. Es un amor tierno, conmovedor y sutil.

Mientras tanto su hermano llora por las noches desconsolado y Willow descubre otra manera más de autocastigarse.

De repente se le ocurre que sí hay algo que puede hacer por su hermano. No puede hacer resucitar a sus padres, y cualquier intento de ayudarle, por superficial que haya sido, ha fracasado, pero aquí y ahora hay algo que puede hacer.
Puede quedarse sentada y mirarle, soportar el espectáculo de su dolor. Puede obligarse a sí misma a pasar por esto, a vivir cada sollozo con él sin recurrir a la única cosa que la ha protegido a ella de vivir esta tortura.


Posiblemente no es una lectura apta para sensibles, pues contiene escenas fuertes, pero merece la pena. La lectura es ágil y aunque en cierta manera es puro drama, el sentimiento es tan real... de hecho, aunque parezca mentira, la misma situación lo es. A nadie le enseñan como soportar tal dolor.

Los personajes protagonistas son excepcionales, el uno al otro se complementan. Y entre tantos sentimientos, me ha llegado a sorprender un detalle que no mencionaré pues estaría desvelando mucho.
No es lo típico que estoy acostumbrada a leer pero no por ello es peor. No estaría mal poder leer una versión desde el punto de vista de Guy. Lo leería sin dudarlo.