Una casa en Thornwood de Anna Romer

22 octubre 2014


 
Una casa en Thornwood
Autor: Anna Romer               Género: Narrativa
Editorial: Suma de Letras     Publicación:  19/9/2014
ISBN: 9788483657584           Precio: 19,00€
Una misteriosa herencia. Audrey hereda de su exmarido, que ha muerto de forma súbita e inesperada, una finca abandonada en Queensland. Decide no venderla y aprovechar la oportunidad para escapar de la ciudad y de una vida sin mucho aliciente.
Un terrible secreto. En una habitación descubre la fotografía de un guapo médico de la Segunda Guerra Mundial, Samuel Riordan, el antiguo dueño de la casa. Pronto se obsesiona con él y empieza a indagar sobre su vida hasta descubrir que fue acusado de asesinar a su esposa a la vuelta de la guerra en 1946. Cuando le cuentan sobre otras muertes inexplicables en época reciente, una de ellas la de una adolescente cuyas heridas recordaban a la primera víctima, empieza a sospechar que el asesino sigue vivo.
Un nuevo amor. La investigación de Audrey provocará en el asesino la necesidad de matar de nuevo. Justo cuando ella estaba empezando a encajar en la comunidad. Justo cuando su hija y su suegra estaban entablando una bonita relación. Justo cuando ella había encontrado un hombre que le hace pensar que es el momento de amar de nuevo.

Han pasado varias horas desde que cerré el libro y continúo absorta en esta historia. Atrapada y encandilada con el paraje rural de ensueño que describe Anna Romer, donde se palpa una sensación de paz; se respira la fragancia de la hierba, las rosas y las flores silvestres pero, también, la inquietud de una misteriosa casa que alberga muchos secretos. En este marcado contraste de luces y sombras, Una casa en Thornwood narra la intriga que persigue a cuatro generaciones.

El comienzo de la novela nos sitúa en el entierro de Tony; artista, ex pareja de Audrey y padre de su hija, Bronwyn. Su inesperada muerte despierta tantas preguntas como su pasado, del cual siempre se había negado a hablar, incluso a su círculo más íntimo. Sin embargo, la antigua mansión familiar que deja en herencia destapa un resquicio de su origen y oscura infancia. Así se inicia una investigación que roza la obsesión por parte de Audrey, concretamente cuando encuentra la fotografía con una carta del que fue dueño de la casa y también abuelo de Tony,  acusado de matar a su abuela. 

No sabía qué esperar de esta lectura pero, como habréis deducido por el tono, ha resultado ser una grata sorpresa. En primer lugar, me ha parecido una novela bien escrita que sabe mantener la tensión gracias a la forma en que nos guía por los diversos hilos argumentales que la componen. Lo hace desvelando información de forma progresiva hasta que el lector es capaz de unir todas las piezas del puzle. Sin duda alguna, una buena fórmula para que este desee pasar página tras otra. Al menos, así ha sucedido en mi caso puesto que no podía parar de leer, necesitando averiguar más.

Por otro lado, en Audrey encontramos a una mujer que ha adoptado una actítud cínica respecto al amor y ha decidido volcarse por completo en su hija tras su fracaso. Cuando llega Magpie Creek, por contra, cree sentir que vuelve a casa y que tiene otra oportunidad para empezar de nuevo. A ello también ayuda un hombre muy especial y con una concepción distinta del silencio, si bien antes debe hacer frente al misterio de los Jarman.
Ambos personajes han sido de mi agrado, con un perfil muy real y humano. En especial el de él que, sin entrar en más detalles para no spoilear, estoy segura que os sorprenderá. 

A pesar de que Audrey es la voz principal, se trata de una historia coral donde los personajes en tiempo real o pasado están unidos por el suspense planteado y por un lazo de tipo familiar, amistoso o romántico. En lo que refiere a las cuatro generaciones que abarca, todas confluyen entre sí con más contenido y sentido de lo que a priori parece. No obstante, el peso recae fundamentalmente en la historia presente ambientada en el 2006 que se intercala con la transcurrida en el año 1946. Esta última se relata gracias a los rumores y las indigaciones que hace Audrey, ayudada por una serie de reveladores sueños y un fajo de cartas antiguas.

Otro aspecto que me gustaría destacar es la magnífica descripción que hace del escenario. Tan visual que los ojos de Audrey los sentía míos descubriendo las colinas, los árboles con contenido oculto, los barrancos o la pérgola que tanto le gustaba. Saca gran partido del paraje campestre puesto que se integra en armonía con la trama.

Es cierto que podría haber explotado más algunos aspectos, no obstante, es fiel a su enfoque y ofrece suspense repleto de pistas, secretos y asesinatos. En definitiva, una buena novela debut cuyo estilo en ocasiones me ha recordado al buen gusto de Kate Morton con sus sagas familiares. Sólo me queda decir que he disfrutado mucho de la lectura y espero poder leer pronto algo más de esta escritora australiana.