La vida empieza hoy - Douglas Kennedy

06 junio 2014

La vida empieza hoy
Douglas Kennedy
Editorial: Planeta/06/02/2014
ISBN: 978-84-08-12534-1
Género: narrativa contemporánea
¿Por qué todos soñamos con un cambio en nuestra vida y por qué el cambio siempre se nos antoja una lucha titánica? ¿Por qué construimos nuestra propia cárcel privada –sobre todo, dentro del matrimonio– y luego parecemos incapaces de liberarnos de ella?Y ¿por qué nos asusta tanto esa pregunta: «¿Qué es lo que quiero?»?Mi novela La vida empieza hoy analiza todas esas cuestiones en el marco de un breve encuentro, y ahonda en las posibilidades de descubrir un nuevo amor en plena madurez. Pero también es una novela que funciona como espejo en el que tú, lector, verás reflejados tus propios dilemas, tus dudas y tus sueños. Es una historia de amor que te obligará a ir pasando páginas para descubrir qué ocurre; una historia de amor que también te hará refl exionar. Que tengas una feliz lectura. Douglas Kennedy
Laura lleva una vida sosegada pero también aburrida en una pequeña comunidad de Maine que la asfixia. Ha alcanzado la edad en la que sus hijos, Ben y Sally, ya no la necesitan tanto, su trabajo, como operadora de radiología, ha dejado de satisfacerla, y lo más inquietante es la sensación de fracaso que se ha inmiscuido en su matrimonio con Dan, que se muestra irritable y despectivo desde que perdió su empleo dos años atrás. Se desvive por su familia pero sin encontrar lo que realmente la hace feliz, hasta que un día le ofrecen acudir a un congreso de medicina en Boston, unos pocos días lejos de su rutina que le parecen un balón de oxígeno.
Es porque sabía que los matrimonios largos y difíciles se basan en parte en el hecho de eludir unas cuantas verdades dolorosamente evidentes. Y también sabía que todos tememos iniciar la clase de conversación que puede conducirnos a los rincones más oscuros y angustiosos de la vida que nosotros mismos hemos construido.
De manera casual conoce a Richard con quien inicia una conversación que dura apenas unos
minutos. El destino los reunirá de nuevo y, sin proponérselo, ambos se confesarán sus sueños y sus frustraciones hasta entender que se encuentran en presencia de una persona afín a sus inquietudes. Dos desconocidos, acostumbrados a sacrificar sus anhelos por el bien de sus familias, se abrirán como jamás se atrevieron y sin proponérselo descubrirán que nunca es tarde para enamorarse y convertir los sueños sofocados por el días a días y las responsabilidades cotidianas en una realidad. 
Lo que quiero decir es que todos construimos nuestra propia identidad, ¿no? El problema es… ¿nos gusta la identidad que nosotros mismo nos hemos creado?
Pero no es tan sencillo, porque ambos arrastran un bagaje emocional y familiar que les pesa. En unos pocos días Richard y Laura deberán averiguar si están dispuestos a pensar por primera vez en ellos y vivir juntos la vida que siempre soñaron o se dejarán arrastrar por el sentimiento de culpabilidad que supone abandonar a sus familias. Laura y Richard son el fruto de lo que les inculcaron y la pareja deberá enfrentarse no solo a la ruptura de lo que los hizo infelices, sino también a sus miedos, a su pasado más remoto, y a las consecuencias que podría acarear su rebelión frente al conformismo.
—...Para mí, es una preocupación creciente desde que he llegado a la madurez: la constatación de que el tiempo es un lujo cada vez más valioso. Y si no lo empleamos adecuadamente…
—¿Acaso alguien lo emplea adecuadamente? —me preguntó.
—Seguro que existen personas por ahí que se sienten afortunadas y muy satisfechas con su vida.
—Pero lo cierto es que por mucho éxito y felicidad que uno crea tener, siempre habrá en su vida un problema, una carencia, o una decepción. 
De las tres novelas que he leído de Douglas Kennedy, La vida empieza hoy es la más intimista, un retrato de las ilusiones rotas de dos personas maduras que nunca llegaron a conocer la dicha de un matrimonio feliz, infravalorados por sus familias y dominados por el sentimiento de responsabilidad hacia los suyos. La historia es muy sencilla: un hombre y una mujer frustrados y prisioneros de sus decisiones, que un día descubren que aún pueden soñar y enamorarse. Sin embargo lo que hace especial esta novela es la exquisita sensibilidad con la que el autor trata la pérdida de la felicidad y el renacer de la ilusión. La prosa de Douglas es la mayor baza de la novela y gracias a ello el autor consigue que Laura y Richard remuevan algo en el lector, que llega a sentir la impotencia de la pareja, sus miedos y sus inseguridades. La cuestión es si serán capaces de dar un salto al vacío para alcanzar la felicidad o si por lo contrario preferirán la banalidad de la cotidianidad como refugio.
Y es entonces cuando una se dice en voz baja: la vida está para agarrarla.
Es una historia madura narrada en primera persona que lleva a la reflexión sobre los caminos que llegamos a elegir y que nos alejan de lo que un día quisimos ser. Con un ritmo pausado, que no significa lento, Douglas Kennedy nos habla de segundas oportunidades. Aun así, no es una historia de amor al uso, es un lento deambular que conduce hacia la decisión que parece tan sencilla y a la vez puede llegar a paralizar por la incertidumbre: Cambiar de vida es posible, pero, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar? Ese es el dilema al que se enfrentan Laura y Richard.
Aunque a partir de este momento sigas poniéndote obstáculos, decepcionándote a ti misma, escondiéndote tras una vida que, en el fondo, sabes que no quieres, la pantalla sigue diciendo: “ está todo bien.” Tienes una oportunidad. Y si, finalmente, no consigues convertir esa oportunidad en cambio, aun te queda un gran consuelo…, si es que quieres aceptarlo:
Vivirás.
La vida empieza hoy es el arte de la delicadeza al tratar los sentimientos más profundos de una mujer madura: la ilusión, el amor, el desamor, la decepción, el fracaso y el valor para enfrentarse a la vida. Lo sé, no soy del todo imparcial con este autor, pero Douglas Kennedy tiene una magia que le hace especial, crea historias que me calan muy hondo, me conmueven y agitan mis sentimientos.