La joven del acantilado de Lucinda Riley

25 septiembre 2013

La joven del acantilado
Lucinda Riley
Título original: The girl of the Cliff
Editorial: Plaza & Jané / 12-03- 13
ISBN: 978-8401353673
Género: Narrativa

Una figura diminuta descalza al borde del acantilado, una melena pelirroja que se levanta con las ráfagas de viento, un vestido blanco hasta los tobillos... así es la niña la primera vez que Grania Ryan la ve. "Si le digo algo podría asustarse y caer, pero igualmente la podría arrastrar el viento", piensa. Grania se ha refugiado en la casa de sus padres en Irlanda después de que la relación con su novio en Nueva York haya terminado. Allí entablará una íntima amistad con la niña, Aurora Lisle, y su padre, viudo. Sin embargo, esta inesperada amistad se topará con un imprevisto: un resentimiento profundo entre las dos familias de cuyo origen nadie quiere hablar. ¿Podrá la joven del acantilado reconciliarlas y hacer que olviden el pasado? Su novela anterior, El secreto de la orquídea, ha vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo.

En cuanto leí el argumento de la novela pensé que presentaba todos los ingredientes que me gustan: historias familiares, secretos, amores y desamores, traiciones y lealtad que afectan una generación y acaba condicionando el presente de las nuevas generación. La joven del acantilado relata la historia de dos familias: los Ryan (irlandeses) y los Lisle (ingleses), dos familias que vivieron bajo el mismo techo aunque unos fueran los sirvientes y los otros los señores y que en algún momento del pasado dejaron de dirigirse la palabra.

Lo primero que me viene a la mente es la narración: Aurora, la niña que Grania conoce junto a los acantilados, es la narradora que nos cuenta la historia de las dos familias a lo largo de un siglo. Lo hace en tercera persona, como un narrador omnisciente, sin embargo, cada pocos capítulos toma la palabra en primera persona para comentar los acontecimientos del pasado, hablar de sus impresiones, o confesar las razones que la conducen a convertirse en la memoria del pasado.

De modo que La joven del acantilado se divide en dos tramas temporales perfectamente bien ambientadas que se irán entrelazando con mucho atino, el pasado con el presente, donde ningún cabo queda suelto. Por un lado está la historia de Grania Ryan, que se encuentra en el momento más vulnerable de su vida, ha sufrido un aborto y se refugia en la casa de sus padres en Irlanda dejando atrás a su pareja, que no entiende su abandono, y su carrera como escultora en Nueva York. Una mañana se encuentra con una niña muy cerca de los acantilados y averigua que es Aurora Lisle. Cuando habla del encuentro a su madre, Grania descubre que las dos familia llevan décadas sin hablarse.

Por otro lado, conocemos a Mary, una joven criada irlandesa que sirve en la mansión Lisle. Por orden de su señor, es trasladada a Londres donde servirá de doncella en casa de otro Lisle. Allí se topará con un bebé, Anna, de cuyos padres nadie sabe nada. Se la nombra niñera de la huérfana y a partir de entonces nace un fuerte vínculo entre la huérfana y la niñera.

Ya sea en el pasado o el presente, los personajes, muy bien retratados, abarcan un amplio abanico de sentimientos que va del amor más generoso e íntegro al egoísmo más cruel, y sus decisiones y luchas reflejan su naturaleza bondadosa o mezquina. Todos y cada uno son muy humanos, nada es realmente blanco o negro porque incluso las mejores intenciones pueden parecer un error. Lo que no cabe duda es que La joven del acantilado retrata varias generaciones de mujeres fuertes, valientes y luchadoras; los varones de la familia suelen pasar de puntilla sin interferir mucho.

Mi única pega es que La joven del acantilado no me ha sorprendido, ya sea en la trama del pasado o la del presente; según se iban sucediendo los acontecimientos iba adivinando los siguientes pasos. Con esto no digo que no haya disfrutado, porque lo he hecho: me han encantado mucho de sus personajes, por la complejidad de alguno de ellos sobre todo.

El estilo de la autora es fluido, cuidado, y se lee muy bien a pesar de las tramas que se van enredando. No es un libro complejo, pero aconsejo que se lea con tranquilidad pero sin pausas. Desde luego los amantes de las sagas familiares se sentirán a gusto con esta novela.