El despertar de la señorita Prim de Natalia Sanmartin Fenollera

03 mayo 2013



El despertar de la señorita Prim
Autor: Natalia Sanmartin Fenollera  Género: Narrativa
Editorial: Paneta                               Publicación:  abril 2013
ISBN: 9788408059875                      Precio: 18,90€
Atraída por un sugestivo anuncio, Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois, un pequeño lugar lleno de encanto cuyos habitantes han decidido declarar la guerra a las influencias del mundo moderno. La señorita Prim ha sido contratada para organizar la biblioteca del Hombre del Sillón, un hombre inteligente, profundo y cultivado, pero sin pizca de delicadeza. Pese a las frecuentes batallas dialécticas con su jefe, poco a poco la bibliotecaria irá descubriendo el peculiar estilo de vida del lugar y los secretos de sus nada convencionales habitantes.

Narrado con ingenio, brillantez e inteligencia, El despertar de la señorita Prim nos sumerge en un inolvidable viaje en busca del paraíso perdido, de la fuerza de la razón y la belleza y de la profundidad que se esconde tras las cosas pequeñas.
No tengo palabras para expresar cuánto me ha soprendido la novela debut de Natalia Sanmartin Fenollera. Con un exquisito estilo que recuerda a la literatura del siglo XIX, la autora nos presenta mucho más que una historia de amor y de amistad; también deja una puerta abierta a la reflexión sobre la sociedad en la que vivimos.

Un anuncio de trabajo conduce a la señorita Prim hasta San Ireneo de Arnois, un pueblo lleno de encanto que se erige, a voluntad de sus habitantes, como una comunidad atípica que persigue la felicidad en la sencillez y la belleza de las pequeñas cosas, pero especialmente en las tradiciones relegadas por el mundo moderno.
“Uno no puede construirse un mundo a medida, pero lo que sí puede hacer es construirse un pueblo. Aquí todos pertenecemos, por decirlo así, a un club de refugiados.”
Dicha filosofía no le pasa desapercibida a la protagonista, Prudencia, quien pronto sospecha que algo ocurre en aquel extravagante y extraño lugar que se empeña en hacer las cosas a su manera: como no trabajar más de cinco horas diarias o que los niños, no escolarizados, reciten de memoria citas históricas y poemas clásicos. Ni que decir de su misterioso jefe, el hombre del sillón, con quien comparte intensos debates.
"Sabemos muchas partes de poemas e historias de memoria; es lo primero que hacemos con todos los libros - dijo Téseris con su suave voz. - Pero él dice que así se aprende a amar los libros, que tiene que ver mucho con la memoria. Dice que cuando los hombres se enamoran de las mujeres, aprenden de memoria su cara para poder recordarla después; se fijan en el color de sus ojos, en el color de su pelo, en si les gusta la música, si prefieren el chocolate o las galletas, cómo se llaman sus hermanos, si escriben un diario, si tienen un gato..."
Enfocado desde el punto de vista de Prudencia, "El despertar de la señorita Prim" se inicia con un argumento poco convencional y muy atractivo, pero como señalaba antes su contenido va más allá. Precisamente, además de la concepción utópica del escenario, uno de elementos que más me han fascinado han sido los debates dialécticos; un verdadero juego para la mente del lector y de la propia señorita Prim. Pero no sólo con su jefe, sino con todo el elenco de personajes, muy bien esbozados, entre los cuales destacan los sobrinos del hombre del sillón, un monje benedictino, Horario Delás y, en general, el conjunto de vecinos.

No menos importantes son las referencias y guiños que la autora hace a grandes obras iconográficas, filosóficas y literarias. Encontramos a Rublev, Platón, Dante, Virgilio, Jane Austen y su mítico señor Darcy, entre otros muchos más. Una delicia. De hecho, no es casualidad que el jefe de Prudencia no desvele su nombre, su apodo es un homenaje a Elizabeth von Arnim y su personaje "el hombre airado".

Su tono reflexivo y crítico tampoco pasa desapercibido. Reivindica el valor de las pequeñas cosas, la necesidad de cultivar nuestra mente y espíritu con la riqueza del pasado y también la de desarrollar un pensamiento crítico. Además, tampoco está exento de juicios latentes, destacando la rigidez del sistema educativo.

En cuanto al romance, haciendo gala de la estética clásica, encontramos una relación elegante, sutil,  discreta y galante, muy en la línea a la de Bennett y Darcy. La sensibilidad de ella contra la racionalidad de él. Considero que la falta de profundidad le confiere un encanto mayor y, como tal, despierta un interés creciente. Aunque no tanto como el final abierto con el que nos sorprende la autora, el cual deja con ganas de leer más y se convierte, para mi gusto, en el punto menos favorable de la lectura.
"Soy un hombre franco, seguramente demasiado franco, y tiene usted razón: no soy delicado. Pero creo que a estas alturas ya debería saber lo suficiente sobre mí como para comprender que aunque no sea un ejemplo de delicadeza, soy una persona decente."
Con todo, solo me resta decir que he disfrutado muchísimo de la lectura. Es una novela deliciosa, refrescante y con carácter propio. No tiene desperdicio: todo el libro en sí es un reclamo de citas y diálogos brillantes. La señorita Prim ocupa ya un lugar de honor en mi biblioteca personal.