El sonido de la vida de Alex George

26 diciembre 2012



Título original: A Good American
Editorial: Ediciones Maeva / 15 Noviembre 2012
ISBN: 978-84-15532-35-4
Género: Narrativa
Hanover, Alemania, 1904. Frederick y Jette son una pareja poco convencional cuyo destino se une al conocerse una cálida tarde de primavera en el parque de Grosse Garten. Frederick posee el don de la música, y, Jette, a pesar de su falta de gracia femenina, una sensibilidad especial para apreciar una delicada melodía. Al escuchar de boca de Frederick un aria de La Bohème de Puccini, reconoce en él al hombre de su vida. Poco después, Jette se queda embarazada, y ante la rotunda desaprobación de su madre, deciden huir juntos y embarcarse en el primer buque que zarpe hacia el Nuevo Mundo. El azar les lleva a Nueva Orléans. La pareja acabará instalándose en una pequeña ciudad de Misuri, donde da comienzo la gran historia de amor y supervivencia de cuatro generaciones de una misma familia.

Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en la novela de Alex George: El sonido de la vida, es un retrato detallista de tres generaciones que, a través de sus experiencias, crea un tapiz cuyos hilos refleja las alegrías y las decepciones de una familia. A lo largo de varias décadas, un narrador, casi como un espectador, relata la historia de los Meisenheimer con mucha sensibilidad.

Todo empieza con Frederick y Jette, una pareja poco convencional cuya pasión por la ópera los une en un viaje que cambiará sus vidas. Decidido a vencer la oposición de los padres de Jette a su relación, embarcan rumbo a Estados Unidos. No atracarán en Nueva York, como los millones de emigrantes que por aquel entonces llegaban a las costas de EE UU, sino que desembarcarán en Nueva Orléans, una ciudad desconcertante para la pareja y Frederich, amante de la música, entrará en contacto con el ritmo  caótico y estridente, pero lleno de esperanza y vida del jazz. A partir de ahí, la familia Meisenheimer se instalará accidentalmente en el estado de Misuri; la pequeña ciudad de Beatrice se convertirá en la cuna de la descendencia de la pareja y aprenderán a ser unos buenos americanos con diferentes perspectivas, la de Frederich, incondicional, la de Jette, nostálgica.

La novela se narra en tercera persona, hasta que el narrador se convierte en protagonista, un nieto de Frederich. A través de la historia de su familia, retrata un trocito de la historia de EE UU, el auge del jazz, el racismo, las dos Guerras Mundiales, la depresión de los años 30, la lucha de los emigrantes por demostrar ser tan americanos como el que más, siempre con la música como telón de fondo.

Desde el principio la novela toma el ritmo de un relato, con apenas diálogos entre los personajes, pero de modo ágil, muy ameno. La familia Meisenheimer destaca por ser personas del montón, no hay grandes golpes de efectos en sus vidas, ni grandes triunfadores, ni un atisbo del milagro americano tan dado en las novelas de este tipo. Todos, desde la primera generación de emigrantes alemanes, hasta el que da fin a la novela, luchan por su día a día, aman, fracasan, lloran, ríen y sobre todo adoran la música. Es la característica que cada miembro comparte y crea un lazo de unión tan fuerte como el amor.

El sonido de la vida es conmovedora por el realismo que destila el narrador, por sus personajes cercanos, muy bien perfilados, con sus defectos y sus virtudes, sus pequeñas victorias y sus fracasos. Las escenas divertidas se entrelazan con otras que emocionan, lo que hace imposible permanecer indiferente a las vidas de los Meisenheimer, y de todos los que acaban entrecruzando sus caminos con ellos, dejando una huella indeleble. Es, sin duda, un recordatorio de que la emigración aporta su granito de historia a un país y que no hay que temerla. Desde luego la saga de esta familia es la esencia de lo que es actualmente EE UU, un país forjado de pedacitos de historias de personas que llegaron a sus costas llenos de ilusión.