En el país de la nube blanca

01 julio 2011



Autor: Sarah Lark
Título original: Im Land der weißen Wolke
Editorial: Ediciones B  / Abril 2011
Género: Novela Histórica
ISBN: 9788466646710
Valoración: 4,5/5
Una inolvidable saga familiar en el exótico marco de Nueva Zelanda.
Londres, 1852: dos chicas emprenden la travesía en barco hacia Nueva Zelanda. Para ellas significa el comienzo de una nueva vida como futuras esposas de unos hombres a quienes no conocen. Gwyneira, de origen noble, está prometida al hijo de un magnate de la lana, mientras que Helen, institutriz de profesión, ha respondido a la solicitud de matrimonio de un granjero. Ambas deberán seguir su destino en una tierra a la que se compara con el paraíso. Pero ¿hallarán el amor y la felicidad en el extremo opuesto del mundo?
"En el país de la nube blanca", el debut más exitoso de los últimos años en Alemania, es una novela cautivante sobre el amor y el odio, la confianza y la enemistad, y sobre dos familias cuyo sino está unido de forma indisoluble.



Hoy regreso con un libro que estaba deseando leer desde su publicación y, sin embargo, no tenía el tiempo necesario para dedicar una lectura sin prisas, como creo que merece esta historia.

“En el país de la nube blanca” es una novela ambientada en el siglo XIX y narra la historia de dos mujeres que emprenden un viaje a Nueva Zelanda en busca de una nueva vida y del amor.

Gwyn es una lady con un carácter indomable: adora los caballos, las ovejas y especialmente a sus perros pastores que ella misma entrena. Toda una peculiaridad que no deja indiferente a un comerciante residente en Nueva Zelanda, Gerald Warden, quién no duda en hacer todo lo posible por adquirir la mano de la joven para su hijo.

En cambio Helen es de origen más humilde. De profesión institutriz, ella sueña con algo que cree imposible: poder formar su propia familia. Al menos así lo piensa hasta que contesta a un anuncio de un granjero que busca esposa en el país mencionado anteriormente, Nueva Zelanda.

De esta manera, encontramos a dos mujeres que se enfrentan a una nueva vida donde las costumbres y las formas de vida son muy distintas a Londres. Ambas se conocen durante el largo viaje en barco y, posteriormente, de forma independiente o conjunta, tendrán que experimentar y aprender las lecciones que el destino les depara a las dos.

“En el país de la nube blanca” es otro de los éxitos de Alemania, con más de un millón de ejemplares vendidos y estoy segura que en España también tendrá su hueco. Como dato extra, el cual desconocía hasta hace nada, es el primer libro de una saga que está compuesta por dos libros más: “Das Lied der Maori” y “Der Ruf des Kiwis”.

Es una novela que, si bien la autora reconoce que se trata de la más romántica, no la  definiría puramente como tal. Es una historia de ilusiones y desilusiones, amores, secretos, odio, venganzas, fracasos y desdichas pero también con sus alegrías. Como veis, son muchos los ingredientes que hacen que el libro sea especial y no te aburras.

Pero más allá de todo lo que he especificado, hay un trasfondo que refleja la situación del país. Como es la convivencia y cultura de los maoríes, los primeros habitantes que llegaron a dichas tierras.
Sin duda, he disfrutado de una gran lectura que pese a sus más de ¡700 páginas!, no he perdido el interés en ningún momento. De hecho, la única pega que encuentro es su extensión, la cual a muchos puede asustar y así lo recoge la misma Sarah Lark:

"Mi novela está dirigida a un público femenino, las mujeres leen más y los hombres se asustan al ver 800 páginas en un libro”

No solo es una portada preciosa, “En el país de la nube blanca” es un libro muy recomendable.  Esperaré con ansías la próxima entrega de la serie.



El país de la nueva blanca nos lleva hasta Nueva Zelanda de la mano de dos mujeres que aparentemente no tienen nada en común. Sus caminos se cruzan en el barco que las lleva hacia un destino desconocido y lo único cierto es que al final del viaje las espera un matrimonio con hombres que ninguna de las dos conoce.

Helen Davenport trabaja como institutriz para una adinerada familia inglesa. Se ve abocada a la soltería a sus veintisiete años y decide en un arrebato embarcarse hacia la lejana colonia de Nueva Zelanda en busca de un marido basándose únicamente en una carta que la enamora. Entre tanto el párroco le propone hacerse cargo durante el viaje de seis huérfanas destinadas a formar parte del servicio de familias de la colonia a cambio de costearle el viaje. La severa pero también idealista institutriz acepta soñando con un señor O’Keefe tan sensible como ella.

Gwyneira Silkham es una joven noble de carácter rebelde e independiente. Con diecisiete años ve con fastidio como sus padres únicamente piensan en casarla. La propuesta de matrimonio de Gerald Warden para casarla con su hijo Lucas le ofrece la oportunidad de huir del tedio de la estricta sociedad inglesa para con una joven. Su viaje a Nueva Zelanda promete aventuras y libertad, de modo que acepta convertirse en la futura nuera del barón de la lana.

Si bien las dos protagonistas nada tienen en común, ambas deciden tomar las riendas de sus vidas. En el barco que las llevará a su destino estrechan lazos y a partir de ahí nace una sincera y profunda amistad, más aun cuando sus sueños no resultarán ser exactamente como habían imaginado.

Antes de leer El país de la nube blanca no sabía mucho de Nueva Zelanda: que el rugby es un deporte nacional, las danzas amenazantes de los maoríes, que era un conjunto de islas y poco más. Sin embargo Sarah Lark ha sabido despertar mi interés a través de sus descripciones, desde las llanuras de Canterbury a los Alpes neozelandeses. Traza la historia de una colonia describiendo la vida de los criadores de ovejas, los cazadores de ballenas, de focas o los buscadores de oro, trazando el perfil de una sociedad compuesta por hombres rudos que se forjaban su destino frente a unos maoríes, sospechosamente pacíficos, que vivían a medio camino entre la tradición y la modernidad importada por los colonos.

La ambientación despierta la imaginación del lector. La primera impresión de Nueva Zelanda cuando arriba el barco a la colonia ya es una muestra:
Una capa blanca de algodón extendida a lo largo ocultaba la vista de la tierra. Si los marineros no hubieran asegurado a los viajeros que la isla del Sur se ocultaba ahí detrás, el fenómeno de la nube no habría despertado especial atención.

     Sólo cuando se acercaron a la costa, se fueron dibujando las montañas en la niebla, peñas de contorno escarpado, tras las cuales se amontonaban de nuevo las nubes. Era algo raro, como si la montaña estuviera suspendida en un blanco luminoso de algodón.
Con un ritmo ágil y una prosa sencilla, la autora inicia una historia con dos tramas, las de sus protagonistas, Helen y Gwyn, rodeada de personajes segundarios, casi todos hombres, de fuerte personalidad y entre los cuales deben luchar por salir adelante.

El país de la nube blanca es una novela de aventura pero también con un toque romántico ya que las dos mujeres viajan en busca del amor. Se percibe aún más en la parte correspondiente a Gwyn, fuerte y luchadora, que se crece frente a los problemas. Tal vez por eso Helen, algo más comedida, pierde peso; y es una pena porque es un personaje que podría haber dado mucho más juego, sobre todo con respecto a su relación con los maoríes o a las huérfanas que acompañó en su viaje hacia Nueva Zelanda. Me pasó lo mismo con las niñas, eché en falta algo más de desarrollo en ese aspecto aunque admito que la novela tiene suficientes argumentos para no cojear por dejar en el aire ningún detalle.  

Es el inicio de una saga familiar y para mi gusto ha cumplido todos los requisitos. Cada trama y subtrama tiene su desarrollo y final sin perder el ritmo, lo que en si representa todo un reto, y deja con ganas de saber más de las familias O’Keefe o los Warden.