El tiempo que querría

25 abril 2011



El tiempo que quería
Autor: Fabio Volo
Título original: Il tempo che vorrei
Editorial: Plaza & Jané / 2011
ISBN: 9788401339202
Género: Narrativa
Lorenzo es un joven profesional que se ha hecho a sí mismo. Alguien que, salido de un entorno humilde, ha conseguido formar parte de la élite de los creativos publicitarios: un mundo de enorme competitividad y campañas agotadoras, pero también de talones millonarios, viajes y lujo. Admirable.
Pero de repente, a sus treinta y siete años, se encuentra sentado en la sala de espera de un hospital junto a un hombre -su padre- que para él hace tiempo que solo es un extraño. Como también lo es la mujer con la que Lorenzo vivió y que un día se marchó para siempre diciéndole una frase terrible: «Tú no sabes amar». Dos noticias inesperadas -que su padre está gravemente  enfermo, que «ella» se va a casar- hacen comprender a Lorenzo, que lo que más le importó, lo que daba sentido a su vida, se le ha escurrido como arena entre los dedos. Y ahora este hombre a las puertas de la madurez vuelve la vista atrás para recuperar ese pasado, esperando verlo con nuevos ojos, comprenderlo y aprender de esos pequeños instantes que definen nuestra vida y  que no deberíamos dejar escapar.
Una novela que habla de un padre y un hijo, de una mujer que no se puede olvidar, de emociones y sentimientos que rara vez se expresan y que destila ternura, simpatía, autenticidad en cada página. Un protagonista al que todos podemos reconocer y con quien nos podemos identificar, que nos pide que le acompañemos en este viaje hacia lo que importa de verdad.

Amar es la emoción más hermosa y a la vez la más aterradora porque nos deja con el corazón en la mano y el alma al desnudo. Tal vez por eso a Lorenzo le cueste tanto amar; todo su miedo, su parálisis afectiva a la hora de enfrentarse a las emociones que despiertan en él las personas que más le importan, le impiden vivir plenamente a pesar del éxito profesional que ha logrado. Para entender su personalidad compleja viajamos a través de sus recuerdos desde la niñez hasta el hombre en el que se ha convertido porque está a punto de perder a su padre y porque, tras dos años de separación, se entera que “ella”, la mujer que no puede olvidar, está a punto de casarse con otro y perderla para siempre. Entonces Lorenzo emprende una carrera donde el tiempo, el pasado con sus errores, dudas e inseguridades, y el presente con las esperanzas y los sueños imposibles, pueden dar las respuestas necesarias para tener un nuevo futuro.
Este libro me llegó de la manera más curiosa, un día recibimos en el correo de Historias Susurradas una propuesta que nos llamó la atención; aceptamos, llenas de curiosidad y escepticismo porque no sabíamos a qué atenernos. Por eso, cuando me llegó El tiempo que quería de Fabio Volo en una caja, acompañado de un reloj de arena, lo primero que hice fue buscar información sobre el autor. Lo que averigüé no me aclaró mucho, así que me decidí a empezar el libro como un lienzo en blanco, sin ideas preconcebidas, ni buenas ni malas reseñas que pudieran influir en mi lectura.
Para empezar, la narrativa me gustó desde las primeras páginas: realista, directa y rápida, con un lenguaje sencillo que hace la lectura amena. No hay mucho dialogo y poca interacción entre los personajes, sin embargo encontrareis muchas referencias literarias que van marcando momentos claves en la vida de Lorenzo. No es una historia tradicional, es una serie de recuerdos y experiencias que nos van revelando el pasado y el presente del protagonista. El tiempo que quería es un viaje a través de los pensamientos de Lorenzo, donde cada derrota o victoria forja el carácter hasta dar forma a la persona, donde el tiempo puede ser un aliado o un enemigo y algunas veces se nos concede una prórroga, otras se nos acaba.

“Porque siempre se está a tiempo de comprender, perdonar, luchar, sentir, agradecer, amar.”
Hay dos partes fundamentales: la relación de Lorenzo con su padre y su compleja historia de amor con “ella”. La primera me ha gustado mucho, me ha parecido muy real pero también muy conmovedora. En algunos momentos de la lectura me he sentido identificada con el personaje, porque algunas veces nos cuesta comunicarnos con los que más amamos ya sea porque damos por hecho que saben que los amamos, ya sea por las inseguridades que generan las palabras no dichas.

“Entre él y yo comenzaron a faltar temas, luego las frases, después las palabras y al final también las explicaciones, las aclaraciones.”
Sin embargo, no he entendido muy bien la relación de Lorenzo con su novia. El motivo por el cual no logra hablar de sentimientos está más que claro, sus experiencias de niño y adolescente le enseñaron a “callar y tragar”, pero según avanzaba en sus recuerdos, veía a un hombre enamorado, tal vez no dijera “te amo” con palabras, pero lo gritaba con cada gesto, detalle o silencio. Tal vez no la haya entendido porque yo misma no soy una persona que vaya gritando a los cuatro vientos lo que siento, y valoro mil veces más los actos que las palabras. Lorenzo tiene sus dudas, ¿pero quién no las tiene? ¿Quién en una relación de pareja no ha sentido el deseo o la necesidad de disponer de más espacio, tiempo para uno mismo? Por lo tanto tampoco he entendido a “ella”. No obstante, sus pensamientos me han parecido hermosos, apasionados y conmovedores, sencillos y rotundos.

“…Habría que impedir que las personas interpreten los silencios.”
En resumen: he disfrutado mucho con la relación de Lorenzo con sus padres, los recuerdos de su niñez, adolescencia, sus pensamientos con respecto al amor y sus desengaños, ya sea el de un hijo a su padre o un hombre a una mujer. Mi única pega va dirigida a Lorenzo y “ella”. Algunas veces creo que el problema radicaba en estar más enamorado del amor que de una persona por no haber sido capaz de expresarlo antes y desear a toda costa recuperar el pasado perdido. Sencillamente no he entendido a la pareja. Aun así, El tiempo que quería es un libro para sentarse a pensar y hacer balance con respecto a cómo amamos y si amamos lo suficiente a nuestros seres queridos.

“Los personajes, las frases y las palabras que se encuentran en los libros son como puentes que te permiten ir de un sitio en el que estás hacia dónde quieres ir, y casi siempre se trata de un puente que une a tu viejo yo con el nuevo, que te está esperando.”


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