Forastera

22 diciembre 2010



Autor: Diana Gabaldon
Título original: Outland
Editorial: Salamandra Bolsillo / Junio 2010
ISBN: 9788498382877
Género: Viajes en el tiempo
Saga: Forastera - 1º
Recién acabada la Segunda Guerra Mundial, una joven pareja se reúne por fin para pasar sus vacaciones en Escocia. Una tarde, cuando pasea sola por la pradera, Claire se acerca a un círculo de piedras antiquísimas y cae de pronto en un extraño trance. Al volver en sí se encuentra con un panorama desconcertante: el mundo moderno ha desaparecido, ahora la rodea la Escocia de 1734, con sus clanes beligerantes y supersticiosos, hombres y mujeres rudos, a veces violentos, pero con una capacidad de vivir y de amar como Claire jamás había experimentado en su anterior vida. Acosada por los recuerdos, Claire tendrá que elegir entre la seguridad del futuro que dejó atrás y la apasionante incertidumbre del pasado que ahora habita.

En esta primera parte de la saga de Claire Randall –que continúa con Atrapada en el tiempo, Viajera y Tambores de otoño–, Diana Gabaldon ha escrito una historia de amor diferente, en la que los encuentros fortuitos y el juego equívoco del tiempo se conjugan en un intrigante final.


Tras haber pensado, dudado y después de leer tanto sobre esta saga decidí que ya no podía dejar por más tiempo la lectura de Forastera. Creo que para muchas el personaje de Claire Randall no necesita presentación: es una enfermera que vive una segunda luna de miel con su marido Frank cuando acaba la segunda guerra Mundial. En Escocía, donde Frank se dispone a buscar antepasados suyos, en concreto a Jack el negro, oficial del ejército ingles que vivió en aquellas tierras en la primera mitad del siglo XVIII, Claire desaparece.
El cómo es poco relevante, lo que sí importa es que Claire sufre una experiencia tan desconcertante como aterradora, desapareciendo y reapareciendo doscientos años después en las Tierras Altas. Por su camino se cruzan los Mackenzie y un hombre que cambiará su vida irremediablemente: Jamie Fraser.
Lo primero que puedo decir es que el estilo narrativo de Diana Gabaldon es exquisito, detallista, pulcro en las descripciones. Forastera es casi una guía turística de la campiña escocesa enumerando la flora. Me ha gustado mucho cómo ha retratado la vida, sin tapujos, una sociedad que nos parece ruda pero no exenta de encanto. Su talento ha creado unos personajes complejos, llenos de facetas, todos coherentes. Ha conseguido hilar una trama que capta el interés y ha sabido sortear el escollo del viaje en el tiempo sin hacer de ese punto algo complejo y sin desvariar en la fantasía.  
Claire es el personaje central de esta novela. Todo gira a su alrededor. Es una mujer fuerte que no se deja llevar por el pánico al enfrentarse a una experiencia tan sorprendente como inquietante. En una época en la que las mujeres eran meros objetos, la medicina podía ser considerada brujería y las intrigas entre clanes podían llevar a la muerte a cualquiera, ella sigue reaccionando con  la misma entrega, siendo ella misma, sin morderse la lengua. Aun así sus dudas, la dualidad entre su presente y el pasado están bien plasmadas; sus miedos, la sensación de traición tome la decisión que tome: quedarse o volver.
Jamie es un personaje que enamora. Es un pillo con una perpetua sonrisa, un hombre que, a pesar de todas las vicisitudes que le ha tocado vivir, no ha perdido el optimismo. Sencillo y desinteresado,  nos sorprende con una sabiduría llana, sus sacrificios, su lealtad hacia los suyos y su ternura. Su sentido del humor me ha hecho sonreír muchas veces. Como su declaración de amor a Claire:
—Cuando pregunté a mi padre cómo sabría cuál era la mujer correcta, me respondió que llegado el momento, no tendría ninguna duda. Y así fue. Cuando desperté en la oscuridad bajo aquel árbol en el camino a Leoch, contigo sentada en mi pecho y maldiciéndome por dejarme sangrar hasta morir, me dije: «Jamie Fraser, a pesar de su aspecto y de lo que pesa, ésta es la mujer.»
Avancé hacia él y retrocedió, sin dejar de hablar con rapidez:
—Me dije: «Te ha curado dos veces en dos horas, muchacho. Considerando cómo es la vida entre los MacKenzie, sería bueno estar casado con una mujer que sepa curar una herida y arreglar huesos rotos.» Y me dije: «Jamie, muchacho, si te gusta tanto cuando te toca la clavícula, imagínate lo que sentirías si lo hiciera más abajo...» Esquivó una silla.
—Por supuesto, pensé que podría ser el efecto lógico de pasar cuatro meses en un monasterio sin el beneficio de compañía femenina. Pero después de esa cabalgata juntos en la oscuridad... —Se interrumpió para suspirar con dramatismo y esquivó mi mano que intentaba cogerle por la manga—. Con ese hermoso trasero ancho entre mis muslos... —Evitó un golpe dirigido a su oreja izquierda y se apartó a un lado. Una mesa baja se interponía ahora entre ambos—. Y esa cabeza de roca sólida golpeando contra mi pecho... —Un pequeño adorno de metal rebotó en su propia cabeza y cayó al suelo con un ruido metálico—. Me dije...
Ahora reía tanto que tenía que detenerse para tomar aliento entre una frase y otra.
—Jamie, me dije, de acuerdo, es una inglesa malvada... con una lengua como la de una víbora... Pero con un trasero como ése..., ¿qué importa que tenga ca-cara de ton-ton-tonta?
Lo hice tropezar con facilidad y aterricé sobre su estómago con ambas rodillas cuando golpeó el suelo con un estrépito que sacudió la casa.
—¿Intentas decirme que te casaste conmigo por amor? —inquirí.
Enarcó las cejas y pugnó por tomar aire.
—¿No es... lo que acabo... de decirte?
—Por lo general, nadie enseña ese rincón a nadie, salvo a veces a alguien al que se ama mucho. —La mano se relajó y se acomodó en mi rodilla. Tenía los ojos cerrados otra vez, las pestañas selladas contra la luz. —Y ahora siento... como si mi propio fuerte hubiera sido volado con pólvora. No queda nada de él excepto cenizas y una cumbrera humeante. Y la cosa pequeña y desnuda que vivía allí está al descu­bierto. Chilla y gime asustada, trata de ocultarse debajo de una briz­na de hierba o de una hoja, pero... pero no... no es... fácil. —Se le quebró la voz y giró la cabeza para ocultar la cara en mi regazo. Impotente, me limité a acariciarle el pelo.

El resultado es una relación de pareja cargada de pasión, discusiones, risas y complicidad, pero por encima de todo muy profunda que nos arranca suspiros. Los diálogos entre ellos son dinámicos, divertidos y compartimos muy a pesar nuestro sus destinos marcados por los acontecimientos históricos y las maquinaciones de sus enemigos.
Los segundarios giran en torno a la pareja, algunos maravillosos como Jenny, otros espeluznantes, como Randall, taimados como los hermanos MacKenzie, o simplemente sorprendentes como Giellie.
Aun así, algunas escenas me han parecido lentas, como el principio, Diana Gabaldon se recrea mucho en detalles que si bien en la mayor parte de la novela resultan interesantes, en otras, como las descripciones medicinales de las plantas, las elucubraciones de Claire con lo espiritual, sus idas y venidas en el castillo de Leoch me aburrieron. Para mi gusto muchas de ellas sobraban ralentizando el desarrollo de la historia.
Otro punto que me estremece con esta historia es que son cinco novelas tan completa como la primera. De momento me voy a lanzar de cabeza con la segunda, espero no perder el interés.
Como conclusión diré que Forastera en una preciosa historia de amor, con sonrisas y lágrimas, con un trasfondo histórico complejo, cargado de violencia y traiciones, con dos personajes que dejan huellas.